La noche del 13 de marzo de 1781 en Bath Inglaterra Sir William Herschel conocido astrónomo, músico e inventor observaba el cielo nocturno desde su jardín cuando de repente avisto un cuerpo celestial, el cual sin el saberlo, se convertiría en el mayor de sus hallazgos, el planeta Urano.
En el instante que descubrieron este planeta, la astronomía no estaba en sus mejores momentos por lo cual Sir William, luego de estudiarlo con un telescopio que el mismo diseño, lo confundió con un “cometa” y le dio el nombre de «La estrella de Jorge» en honor al rey de aquella época, sin embargo, anteriormente este astro se había visto antes y siempre se le comparó con una estrella.
Presentación del descubrimiento
Cuando Herschel presentó su descubrimiento en la Royal Society varios de sus colegas, ente ellos el astrónomo ruso Anders Johan Lexell y el astrónomo berlinés Johann Elert Bode, empezaron a sospechar que lo que William reconocía como un cometa tenía más posibilidades de ser un planeta por lo que luego de más investigación Bode concluyó que su órbita prácticamente circular era más propia de un planeta que de un cometa.
Hasta que luego de dos años en 1783 Sir William Herschel le notificó al presidente de la Royal Society Joseph Banks lo siguiente.
“Según la observación de los astrónomos más eminentes de Europa parece que la nueva estrella, que yo tuve el honor de señalarles el marzo de 1781, es un Planeta Primario de nuestro Sistema Solar”
Trayendo consigo la revolución en la astronomía del siglo XVIII y los límites conocidos del Sistema Solar por primera vez en la historia.
Sir William quiso que el planeta siguiera teniendo en mismo nombre que él le había dado cuando creyó que era un cometa, pero esto no fue así.
Después de varios años un astrónomo alemán de nombre Johann Elert Bode decidió llamarlo como la versión latinizada del dios del cielo de la mitología griega “Urano”, padre de Crono, argumentando que, ya que Saturno era el padre de Júpiter, lo más lógico era que el nuevo planeta tomara el nombre del padre de Saturno, nombre por el cual lo seguimos conociendo en la actualidad.