La ciudad peruana de Cuzco será la sede desde este lunes y hasta el próximo jueves del XXV Congreso Internacional de la Red de Fondos Ambientales de Latinoamérica y el Caribe (RedLAC), al que acudirán más de 350 expertos con el objetivo de fomentar y presentar nuevas propuestas en torno a las finanzas climáticas.

Este congreso, organizado por el fondo ambiental del Perú (Profonanpe), RedLAC y el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador- FIAES, aspira a posicionarse como la antesala en América Latina para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático-COP 28, que se celebrará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái.

En este sentido, el director ejecutivo de Profonanpe, Anton Willems, explicó a EFE que el gran «objetivo es que, a nivel de todos los aliados y fondos ambientales de los 27 países de Latinoamérica y el Caribe», puedan «conversar, discutir, ver lecciones aprendidas, buenas prácticas y objetivos comunes».

Posteriormente, esperan que eso «pueda incluirse como parte de las discusiones que los distintos países van a llevar a la COP-28».

Al congreso de Cuzco acudirán representantes de empresas que lideran iniciativas de sostenibilidad, investigadores y académicos destacados que marcan las tendencias en temas ambientales, tomadores de decisiones de ministerios y entidades públicas orientados a asegurar el desarrollo sostenible de sus países, y especialistas de fondos ambientales que implementan proyectos de impacto global, según la organización.

El mundo enfrenta tres crisis

En este sentido, Willems explicó que el mundo está «pasando por tres crisis que los expertos llaman la crisis climática, la crisis de los residuos y la crisis de la pérdida de biodiversidad».

«Hablar estos temas siempre fue como un tópico más de nicho, más de cierto espectro de la sociedad, sin embargo vamos viendo, cada día más, que tienen efectos directos en la vida diaria de las personas», dijo.

Agregó que «cuando uno llega a la vida diaria de las personas tiene que lograr traducirlo en algo que es tangible para ellos y eso es cuando empieza a afectar el bolsillo».

El impacto sobre el bolsillo, a su juicio, se produce porque «las inversiones se vuelven más caras» o «se retrasan las ya hechas».

«Entonces necesitamos de aquello que sonaba distante, que parecía de una parte no más de la sociedad», apostilló.

Es en ese punto «donde entran las finanzas ambientales, porque, de alguna manera, traducen, en términos monetarios aquellos impactos que tienen algunos o todos los ‘stakeholders’ (partes interesadas) de una sociedad».

«Hoy ya podemos ver el impacto directo que tienen estas crisis en los ciudadanos y necesitamos incorporar en los modelos de negocio y en las cuentas de financiamiento estas crisis para que se visibilicen y formen parte del costo de una estructura», añadió.

Es ese punto en el que la discusión no es solo de los fondos ambientales, algo que se puede ver en «la cantidad de organizaciones privadas que están trabajando en este tema a nivel global, pero que en renta también quieren participar».

 

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