El principal encargado del Departamento de Estado de EE.UU. para Latinoamérica, Brian Nichols, expresó este domingo su tranquilidad por la liberación del obispo nicaragüense Rolando Álvarez, condenado a 26 años y 4 meses de prisión por delitos considerados de traición a la patria, así como de otros 18 religiosos, aunque hayan sido expulsados de Nicaragua.
«Nos tranquiliza ver la liberación de estos líderes religiosos. Todas las personas tienen derecho al culto en casa y en el extranjero», comentó el secretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, en un mensaje enviado a los periodistas por la oficina de prensa de la embajada de EE.UU. en Managua.
Nichols anotó que las autoridades nicaragüenses, encabezadas por Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, «expulsaron hoy a 19 clérigos católicos injustamente detenidos, incluyendo al obispo Álvarez».
Asimismo, el diplomático anunció que continuarán llamando a la liberación de todos los «injustamente» detenidos y al restablecimiento de las libertades fundamentales del pueblo nicaragüense.
El pasado 2 de enero, Estados Unidos exigió al presidente Ortega que liberara «inmediatamente y sin condiciones» al obispo Álvarez.
El pronunciamiento de Washington llegó cuando el obispo Álvarez llevaba más de 500 días encarcelado y justo un día después de que el papa Francisco, tras el rezo del primer Ángelus del año, expresara su «preocupación» por la detención de sacerdotes católicos en Nicaragua.
En febrero de 2023, Álvarez fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados de traición a la patria.
La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazase subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación de Ortega, quien en cadena nacional lo calificó de «soberbio», «desquiciado» y «energúmeno».
Rechazan «destierro» de obispos y sacerdotes
Por su lado, un grupo de organizaciones opositoras nicaragüenses rechazó el «destierro» de los dos obispos, 15 sacerdotes y dos seminaristas de la Iglesia católica, «quienes fueron injustamente detenidos y encarcelados por la dictadura Ortega-Murillo por el simple hecho de ejercer su derecho humano a la libertad religiosa».
«Aun cuando han sido desterrados como delincuentes, la liberación de los sacerdotes y, en especial de monseñor Álvarez, es un triunfo de las gestiones del Vaticano, de la comunidad internacional, la oposición democrática organizada, y en especial del pueblo nicaragüense que resiste con manifestaciones de fe, sin descanso en posicionar el tema y exigir su liberación», valoraron esos organismos.
Para esos organismos, entre ellos la Unión Nicaragüense Autoconvocados, la liberación del obispo «es un paso importante en la lucha por la democracia en Nicaragua» y anunciaron que seguirán «luchando hasta que todos los presos políticos sean liberados, y hasta que la dictadura Ortega-Murillo caiga».
El Gobierno de Nicaragua informó este domingo que acordó con la Santa Sede el envío al Vaticano de los obispos nicaragüenses encarcelados Rolando Álvarez e Isidoro Mora, de 15 sacerdotes y dos seminaristas a los que tenía privados de libertad, los últimos 18 religiosos desde el pasado 20 de diciembre.
Con los dos obispos y 15 sacerdotes, suman 37 los curas excarcelados y enviados fuera de Nicaragua en el último año, sin incluir los seminaristas ni los que han abandonado el país por razones de seguridad.
Las relaciones del Gobierno de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, caracterizadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.
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