Hace unos 14,000 años, cuando el Pleistoceno llegaba a su fin, el mundo atravesó un periodo de inestabilidad climática y expansión de la actividad humana que entre otros factores, influyeron en la extinción masiva de la megafauna que dominó al planeta durante miles de años.
Y aunque se considera que mamuts, dientes de sable, gliptodontes, caballos y otros gigantes prehistóricos desaparecieron durante la transición entre el Pleistoceno y el Holoceno (un periodo que se prolongó entre 14,000 y 11,000 años atrás), un nuevo estudio publicado en Nature Communications revela que algunas especies sobrevivieron durante cinco milenios más de lo que se creía hasta ahora.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Alberta, el Museo Americano de Historia Natural, la Universidad McMaster y el Gobierno de Yukón analizaron muestras de ADN congelado recogidas en el permafrost de la región de Klondike, al este de la frontera con Alaska.
Según el equipo, se trata de muestras de suelo que contienen “millones de secuencias genómicas microscópicas de especies animales y vegetales”.
Gracias a una técnica desarrollada en la Universidad de McMaster que permite reconstruir a detalle cómo era el ecosistema antiguo a partir de la datación de radiocarbono y las secuencias genómicas, el equipo descubrió que algunas especies de la megafauna de la región, especialmente el mamut lanudo y el caballo prehistórico, persistieron durante miles de años más de lo que se creía hasta ahora antes de su extinción.
El análisis reveló que si bien los mamuts lanudos, caballos prehistóricos y otras especies de megafauna prehistórica ya enfrentaban un descenso poblacional hace más de 10,000 años, su extinción fue gradual y no repentina, como proponen algunas hipótesis que consideran la actividad humana (especialmente la caza) como el principal factor de su desaparición.
En su lugar, los últimos mamuts lanudos y caballos prehistóricos continuaron expandiéndose por el extremo norte del continente americano y hasta hace 5,000 años todavía pastaban en la provincia de Yukón, Canadá.
El derretimiento del permafrost derivado de la crisis climática está abriendo «nuevas ventanas inéditas” para conocer más de la vida en la Tierra hace decenas de miles de años; sin embargo, también emitirá a la atmósfera virus y bacterias prehistóricas, además de metano, provocando una reacción en cadena que aumentará la temperatura global en los próximos años.
Agencias
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