Los agricultores franceses amenazan con seguir con su protesta que bloquea los principales accesos por carretera a París y otras grandes ciudades, «todo el tiempo que haga falta» para «mantener la presión sobre el Gobierno».
Unos 200 tractores bloquean la autopista A1 (que une a París con Bélgica y Países Bajos) a la altura del diminuto pueblo de Chennevieres les Louvres, a unos 40 kilómetros de París, y sus propietarios, con semblante muy serio, insisten en que no se van a ir pronto.
«Queremos mantener la presión sobre el Gobierno hasta que comprenda que los agricultores no podemos más», asegura a EFE la agricultora Marie Françoise Lepers, delegada del sindicato FDSEA en el departamento del Somme (norte), que se incorporó al bloqueo esta mañana tras recorrer un centenar de kilómetros.
Tras una primera noche en los puntos de bloqueo, pasada en vehículos, remolques o incluso la cabina del tractor, el ánimo de los agricultores estaba hoy sereno tras el frío pasado.
Equipados con grandes barbacoas, carpas y grupos electrógenos, los agricultores recibieron alimentos de todo tipo de donaciones o que aportaron voluntarios y pasaron su primer día a la espera de movimientos del Gobierno.
Entre botellas de agua y cerveza, alpacas de paja, cajas de manzanas o bocadillos de carne, los agricultores consideran que las medidas anunciadas por el primer ministro francés, Gabrial Attal, el pasado viernes fueron «muy insuficientes. Hubo un pequeño avance pero quedan muchas cosas por solucionar», insiste Lepers.
Ministro de Agricultura
En concreto, apunta a lo que diga el presidente francés, Emmanuel Macron, el jueves y el viernes en Bruselas durante su participación en el Consejo Europeo. Además, el ministro de Agricultura, Marc Fesneau, mantendrá discusiones mañana en Bruselas.
Entretanto, Lepers asegura que están dispuestos a seguir «todo el tiempo» que haga falta hasta lograr «un máximo» de reivindicaciones que consideran «indispensables».
Esta agricultora, que engorda terneras de carne y cultiva en sus tierras trigo, remolacha, patatas, lino y guisantes, detalla que tiene que dedicar al menos media jornada cada semana al papeleo, los formularios y los trámites administrativos.
Es mucho tiempo, ya que en la explotación solamente trabajan un empleado y ella. «Los trámites administrativos son muy pesados, superiores a lo que Bruselas nos pide», insiste.
También, igual que sus compañeros, recalca el objetivo de eliminar el barbecho del 4 % de las tierras impuesto por la Unión Europea (UE). «Hay mucha gente que pasa hambre y no entendemos que nos obliguen a poner tierras en barbecho», sostiene.
Por ello, confía en que las protestas de sus colegas de otros países de la Unión Europa ayuden a obtener concesiones de Bruselas. «El movimiento comienza a ser a nivel europeo», confía Lepers. Por otras partes, los integrantes del bloqueo preguntan «cuándo se movilizan los agricultores españoles».
Ucrania
Otras dos grandes reivindicaciones son que no se firme el acuerdo de asociación UE-Mercosur y que cesen las importaciones procedentes de Ucrania.
El primer ministro Attal anunció hoy en la Asamblea Nacional que para el 15 de marzo se pagará a los agricultores «todas las ayudas de la PAC», así como un refuerzo de las ayudas fiscales a los ganaderos, junto a otras medidas de menor entidad.
Attal añadió que el barbecho es una de las tres prioridades «inmediatas» en la agenda europea, junto a las importaciones de Ucrania y el acuerdo con Mercosur. También aseguró que en la UE hay una coalición de 22 países sobre el barbecho y se espera «una nueva prolongación de la derogación» temporal actual.
Para la viticultura, un sector en crisis, se van a habilitar «nuevos medios en los próximos días con un fondo de urgencia antes del fin de la semana».
Los anuncios de Attal no fueron ni escuchados por los agricultores que bloqueaban la A1, que a esa hora asistían a una asamblea en la que algunos dirigentes instaron a mantener la disciplina para conservar su capacidad de presión.
Varias columnas de tractores se acercan a París desde puntos alejados de la capital, en la que aseguran querer entrar y romper el pacto tácito con las fuerzas de seguridad, que toleran la protesta sin intervenir.
Mercado de mayorista
Una de las columnas asegura tener como objetivo el mercado mayorista de Rungis, en las afueras de París y el mayor de Europa, y que el Gobierno ha definido, junto a los aeropuertos, como una «línea roja».
«Tenemos que seguir determinados. No vamos a ceder nada, pero mantendremos la calma», dijo una interviniente en la asamblea de agricultores, subida como sus compañeros en un muro de pacas de paja.
Otro sindicalista afirmó que los negociadores seguirán siendo exigentes con el Gobierno y que serán «prudentes» hasta que los anuncios «estén escritos en piedra».
Mientras tanto, advirtió contra «intentos de desestabilizar» el movimiento, porque «no es el momento de desunirnos, de no respetar las consignas, sino de seguir fuertes».
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