Ciudad Guayana.- Las legumbres se han convertido en el producto estrella durante el confinamiento. Sin embargo, el reciente ascenso del precio del dólar paralelo es la excusa que han usado los vendedores para incrementar hasta 70 por ciento el precio de estos nutritivos productos.
Pero así como las legumbres, los precios de todas las hortalizas vienen incrementándose paulatinamente. Por ejemplo, este jueves, el tomate sobrepasó los 200.000 bolívares por kilo, es decir, más de la mitad de un salario mínimo mensual.
Y es que la cuarentena por Covid-19 tiene a muchos en la cuerda floja, especialmente a quienes tenían que trabajar a diario para poder llevar alimentos.
Canibalismo
El dicho popular “nos vamos a comer entre todos” no es solamente un juego léxico. Así ilustran los ciudadanos la situación que se vive actualmente ante la posibilidad de adquirir alimentos suficientes para subsistir.
“Mientras estamos en la casa, comemos más. Tenemos ansiedad e incertidumbre”, comenta Olivia Quintero en Unare, mientras escogía un par de plátanos a 50.000 bolívares por kilo.
Los largos recorridos ya no pueden hacerse porque los locales comerciales y los mercados tienen horarios restringidos y la cuarentena obliga a “guardarnos” temprano en casa.
En el mercado de Unare, el pimentón se encuentra en Bs. 120.000 por kilo; la zanahoria en 90 mil; la papa en 80 mil. Pocas son las hortalizas que bajan de 50 mil bolívares.
Ni los huevos se salvan, porque ya el cartón ronda los 400 mil bolívares en algunos lugares.
“En la casa comemos muchos granos (legumbres, porque rinden más, son nutritivos y alcanzan para varios días. La carne y el pollo están por las nubes”, completa la señora Quintero, madre de dos adolescentes y quien también cuida a su mamá.
Salvación en granos
Frijoles amarillos, caraotas, lentejas y arvejas son el plato común en la mayoría de los hogares guayacitanos.
La carne sobrepasa los 300 mil bolívares por kilo, y el pollo se montó en 250 mil bolívares por kilo. El queso semiduro cuesta hoy Bs. 300 mil y la harina precocida se bandea entre 80 y 100 mil bolívares por kilo, lo que reduce las opciones.
“Caraotas y lentejas es lo que comemos como plato principal, con arroz, tajadas y una ensaladita”, respondió Mildred Ozuna ante nuestra interrogante acerca del menú diario en su casa, en Core 8.
Ella también estaba en Unare buscando qué comprar, ya que los precios son inasequibles en el mercado de su sector.
Entre la espada y la pared
Este jueves, el dólar paralelo sobrepasó la barrera de los 90 mil bolívares. Esta es la excusa que utilizan los comerciantes para incrementar los precios, amén de la especulación desmedida en los márgenes de ganancia que obtienen.
“Los mayoristas aumentan los precios amparándose en la situación. Te dicen que no hay gasolina, que hacen malabares para distribuir los productos, y nosotros tenemos que pagarlo al precio que ellos indiquen, porque si no compramos, quebramos”.
En esto coinciden Alberto y un grupo de comerciantes que prefirieron mantenerse en el anonimato desde la parte interior de sus bodegas en la calle principal de Unare II.
Y es que de manos atadas y entre la espada y la pared dicen estar. “Tratamos de mantener los productos, al precio que sea y con bajas ganancias, para que la gente pueda comprarlos”.
A esto hay que agregar las limitaciones por horario y de personal.
“Muchos comercios son atendidos por los dueños, porque nos hemos quedado sin trabajadores. No hay transporte suficiente y ni siquiera el Gobierno ha cumplido con lo del subsidio para pagar los salarios”.
Lo cierto es que iniciando el segundo semestre de este convulso 2020, se espera que paulatinamente se dé el regreso a la “normalidad” en una economía ya golpeada.
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