Alcaraz
La felicidad absoluta del joven monarca con los recogepelotas. EFE

A veces ocurre que los sueños se cumplen, debió pensar Carlos Alcaraz sobre el polvo de ladrillo de la pista Philippe Chatrier, la principal del recinto Bois de Boulogne, donde cayó rendido de emoción, después culminar el torneo de Roland Garros con una victoria, otra, épica, tras casi cuatro horas y media de pulso con el alemán Alexander Zverev.

El jugador más joven en ganar títulos del Grand Slam en tres superficies diferentes, en hierba, cemento y ahora tierra, solo se apresuró, solo aceleró para acudir al palco de su equipo, a compartir otro gran éxito en su carrera con su familia y con los que día a día comparten el trabajo y la puesta a punto de un tenista con pinta de hacerse un hueco espacioso en la historia.

Carlos I ‘Príncipe de la tierra’, apodó el propio Roland Garros al tenista español de El Palmar, que con 21 años ya acumula tres torneos magnos y que se situó en el segundo lugar de la clasificación mundial, solo por detrás del italiano Jannik Sinner, al que dejó a medio camino en París en otro choque legendario en semifinales.

El octavo jugador español en conquistar el torneo masculino de Roland Garros ya tiene el sueño, uno de tantos, cumplido. Ese niño que «cuando acababa el cole corría a casa para ver los partidos de Roland Garros para ver a Rafa Nadal y otros que lo ganaron», ya tiene entre sus brazos la Copa de los Mosqueteros.

«Quería sumar mi nombre a la lista de los españoles que han ganado este torneo», insistió el murciano, que ya ha plasmado la huella, su nombre, sobre la tierra de París, en el palmarés del torneo.

Alcaraz miró al cielo

Miró al cielo Alcaraz al compás del himno español que sonó en su honor. Otra vez, en Francia, donde Nadal, donde tenía instalado su sueño.

Sinner, la gran sensación de 2024, salió del torneo como número uno del mundo pero frustrado por una derrota en un gran evento, sin una de las coronas más preciadas por cualquier tenista. Alcaraz deja Roland Garros como dos del mundo y con el trofeo.

El futuro es de ambos. El de San Cándido, campeón en el Abierto de Australia; Alcaraz, ganador de Roland Garros que une al Abierto de Estados unidos de 2022 y a Wimbledon en el pasado curso.

No hay año sin éxito magno para el murciano, que ha ganado el premio en París veintiún años después de que lo hiciera su entrenador, Juan Carlos Ferrero, en 2003, un mes después de que naciera Carlitos.

El jugador de El Palmar agranda la hegemonía del tenis español en Francia. Es el octavo tenista masculino de la armada en triunfar en el torneo, que también ganaron Arantxa Sánchez Vicario y Garbiñe Muguruza, vencedoras en el cuadro de mujeres.

Se une Nadal

Alcaraz se une a Nadal, catorce veces campeón, Manolo Santana y Sergi Bruguera, que sumaron dos, Albert Costa, Carlos Moyá, Ferrero y Andrés Gimeno.

Fue el triunfo de la fe y del talento el logrado por Carlos Alcaraz en este 2024, en puertas de Wimbledon, que conquistó en 2023 y con los Juegos Olímpicos, en París, en esta misma arcilla, en el horizonte.

La irrupción del jugador de El Palmar, incomparable, precoz más que nadie, arruina las expectativas de la generación que no terminó de explotar.

Junto a Sinner, y en menor medida el danés Holger Rune, esta camada bisoña ha reducido el margen de éxito de tipos como Zverev, el griego Stefanos Tsitsipas, el italiano Matteo Berrettini, el austríaco Dominik Thiem o el ruso Andrei Rublev, llamados a derribar la hegemonía interminable del ‘Big 3’.

No pasó. Ninguno llegó a la cima y sus triunfos fueron esporádicos. Sin continuidad. Solo Daniil Medvedev supuso una amenaza, temporal, a Nadal, Novak Djokovic o Roger Federer. Asaltó la cima del ránking mundial por un tiempo.

Pero no con la constancia para poner fin a una era.

Historia del Alcaraz

A sus veintiún años, Alcaraz transita por 2024 con solo cuatro partidos perdidos y con catorce trofeos en su currículum. Une Roland Garros al éxito en el Masters 1.000 de Indian Wells. No es asunto menor el bagaje en un año condicionado por las lesiones.

La Copa de los Mosqueteros e Indian Wells para un joven que tuvo que parar tras jugar en Madrid, en la Caja Mágica, por la dolencia en el antebrazo derecho que no puede disimular por la presencia de una protección blanca, un manguito.

Dos finales en el presente ejercicio y dos éxitos. Tres finales de Grand Slam y tres trofeos. Pleno para Alcaraz, que abrillanta su bagaje en el día que recuperó, dos años después, el dominio del tenis español en París.

Novak Djokovic se interpuso en 2021 y 2023 a la racha de Nadal. Alcaraz asume ahora el desafío.

Al margen de las comparaciones, Alcaraz sigue su camino. Recibió el premio en medio de la cancha, sobre el podio, de manos del mítico Bjorn Borg, uno de los reyes de la tierra de París hasta la irrupción, incontestable, de Rafael Nadal.

Carlos Alcaraz y también Sinner abren su paso a lo grande. Representan la nueva era a la que apunta el tenis, en la que está ya metido. Sin Federer, ya retirado, con Nadal y sus últimos pasos; y con Djokovic que vislumbra el ocaso, el destino es cosa de la generación nueva.

«Cuando terminaba el colegio, corría a poner la tele y ver este torneo, y ahora estoy levantando el trofeo delante de vosotros, así que muchas gracias por todo este viaje», recalcó Carlos Alcaraz, de nuevo en lo más alto.

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