Berlín.- La titular alemana de Medio Ambiente, Svenja Schulze, subrayó la importancia de preservar los ecosistemas como «seguro de vida» ante la amenaza de futuras pandemias como la del coronavirus.
Según la ciencia, cuanto más destruyen las personas la naturaleza, mayor es el riesgo de que un virus se transmita a los humanos y «mayor es el riesgo del brote de enfermedades y hasta de una pandemia», advirtió la ministra en una rueda de prensa con otros expertos.
A la inversa, «la protección del medio ambiente es en muchas regiones del mundo una clave importante para evitar el brote de enfermedades infecciosas, y por lo tanto, puede convertirse en una especie de seguro de vida para nosotros», agregó.
Schulze recordó que el 70 % de los agentes infecciosos detectados en humanos provienen originariamente del mundo animal, entre ellos el VIH, el ébola, la gripe, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS).
Al destruir los ecosistemas, animales salvajes y seres humanos se ven obligados a compartir espacios vitales de forma «antinatural», señaló.
Se refirió asimismo a la importancia de combatir el tráfico ilegal de animales salvajes y de reducir la demanda de mamíferos exóticos, que pueden ser potenciales transmisores de virus.
En opinión de Schulze, la comunidad internacional tiene la oportunidad -una vez superada la pandemia del coronavirus- de decidir una nueva estrategia global de protección de la biodiversidad y demostrar así que ha aprendido de las pandemias del pasado.
En tanto, Josef Settele, del Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental y copresidente del Informe Global del Consejo Mundial de Biodiversidad, advirtió que si no cambiamos de rumbo las pandemias se sucederán.
Subrayó que la vacuna para el ser humano se encuentra en la naturaleza y que el secreto consiste en cambiar el trato que le damos.
A día de hoy, indicó, el ser humano ha modificado sustancialmente tres cuartas partes de la superficie del suelo, ejerce una influencia muy fuerte sobre dos tercios de los océanos y ha perdido el 85 % de los humedales en todo el mundo, y advirtió que si las cosas no cambian, perderemos un millón de especies.
Por su parte, Sandra Junglen, directora del grupo de trabajo sobre la ecología de nuevos tipos de arbovirus en el Instituto de Virología de la clínica berlinesa de la Charité, precisó que una menor biodiversidad significa más animales de una especie en un mismo espacio vital.
«Si el ecosistema se desequilibra de esa manera, las enfermedades infecciosas pueden propagarse mejor» de manera que la biodiversidad y unos ecosistemas que funcionan pueden servir de escudo, dijo.
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