Imágenes del satélite Landsat-9 de la NASA muestran la propagación de una alga tóxica que tiñe de un intenso color verde esmeralda el lago Erie, el cuarto lago más grande de Norteamérica.
Capturadas el pasado 13 de agosto, las imágenes revelan que las algas cubrían cerca de 830 kilómetros cuadrados en ese momento, según un comunicado reciente del Observatorio de la Tierra de la NASA citado por DW en Español.
Crecimiento exponencial de las algas
Para el 22 de agosto, los expertos calcularon que el florecimiento de las algas se duplicaría en área, alcanzando la mayor extensión de la temporada con 1.700 kilómetros cuadrados.
Este fenómeno se ve favorecido por las altas temperaturas, el aumento de las precipitaciones y el exceso de nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo, transportados principalmente al lago por el río Maumee, explica DW en su artículo.
Factores contribuyentes y consecuencias
Brice Grunert, profesor del departamento de Ciencias Biológicas, Geológicas y Medioambientales de la Universidad Estatal de Cleveland, explicó que «el aporte de nutrientes del río Maumee es el factor dominante de la variabilidad» de estas algas de un año a otro.
Durante este florecimiento, se propagan diferentes microorganismos, siendo la cianobacteria Microcystis la más abundante, productora de una toxina llamada microcistina.
Riesgos para la salud y el medio ambiente
La microcistina, que se acumula principalmente en la espuma de la superficie del agua y puede ser transportada por el aire, representa una amenaza para los seres humanos y los animales.
Según el reporte, esta toxina puede «causar daños en el hígado, entumecimiento, mareos y vómitos», además de reacciones alérgicas en la piel.
Las autoridades recomiendan no acercarse al lago y evitar que mascotas o ganado beban agua contaminada.
Impacto en la fauna y estudios en curso
El exceso de microorganismos y algas también provoca la muerte de muchos peces debido a la falta de oxígeno.
Grupos de expertos del Laboratorio de Investigación Medioambiental de los Grandes Lagos de la NOAA estudian actualmente el crecimiento de algas en la zona y en otros lagos de Norteamérica.
Han observado que estas algas comienzan a florecer cada vez más temprano y se mantienen por tiempos más prolongados, siendo el cambio climático el principal sospechoso.
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