Con una pregunta que resonó como un grito de identidad, Arca tomó el escenario Gobi en la tercera noche de Coachella 2025: «¿Dónde están todas las muñecas venezolanas?».
La artista, conocida por su música experimental y su estética vanguardista, convirtió su presentación en un manifiesto de resistencia y orgullo latinoamericano.
Entre sintetizadores distorsionados y beats glitch, su voz se alzó como un llamado a la comunidad migrante y queer.
Colaboraciones que marcaron la noche
El performance de Arca no solo fue una explosión sonora, sino también un espacio de encuentro artístico.
En un momento clave, sorprendió al traer a la dominicana Tokischa para interpretar «Chama», tema que fusiona dembow con electrónica industrial.
Más tarde, la estadounidense Addison Rae se sumó para revivir «Aquamarine», creando un contraste entre lo etéreo y lo visceral.
Visuales disruptivos y un mensaje político
El espectáculo estuvo acompañado por proyecciones que alternaban entre cuerpos cyborg y paisajes urbanos distópicos, reforzando la narrativa transhumanista de su música.
En un gesto cargado de simbolismo, Arca en Coachella modificó la letra de uno de sus temas para incluir un verso en español: «Esta sangre no tiene fronteras», en lo que muchos interpretaron como un guiño a la diáspora venezolana.
Rawayana lleva la playa venezolana al desierto
Por otra parte, un día antes, la banda venezolana Rawayana había conquistado el mismo escenario Gobi con un set cargado de nostalgia y ritmos tropicales.
Entre canciones como «Veneka» y «Feriado«, el vocalista Beto Montenegro dedicó el show a los fans que no pudieron verlos en Venezuela: «Esto es para esa gente que nos sigue desde lejos».
La sorpresa llegó con invitados como Danny Ocean, Akapellah y la influencer Victoria Villarroel, creando un momento de conexión con el público latino.
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