En Argentina, un barbero venezolano lo condenaron a prisión perpetua por el femicidio de su pareja, Mayerling Mariana Blanco Bravo, joven de 25 años asesinada el pasado mes de abril, de 47 puñaladas en su apartamento del barrio porteño de Flores porque ella quería terminar la relación.
La condena del Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 17 de la Capital Federal recayó sobre José Antonio Rangel Moyeton, de 30 años, por el delito de «homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra una persona con la que mantenía una relación de pareja y por haber mediado violencia de género».
Según la web institucional, los jueces Juan Giudice Bravo, Pablo Vega y Silvia Guzzardi coincidieron con la fiscal María Luz Castany, que en su alegato había pedido la pena máxima.
«Este caso es un femicidio íntimo: está acreditado que eran pareja. Estos femicidios se caracterizan por antecedentes de violencia previos: psicológicos, físicos, verbales, económicos, más allá de sí la víctima denunció o no», explicó la representante del Ministerio Público.
En ese sentido, repasó los testimonios que varias personas dieron en el juicio y que mostraban el nivel de violencia en el que vivía la joven. Uno de esos relatos fue el de una vecina de edificio donde vivía la víctima y su femicida, quien además cuidaba del niño de tres años -hijo de ambos- mientras Mariana trabajaba en un spa.
Maltrato contra la víctima
La mujer sostuvo que varias veces la vio golpeada y que la propia víctima le contó que Rangel Moyeton era adicto y que discutían muchísimo. Una situación similar describió la coordinadora del lugar donde trabajaba la joven, quien notó en una oportunidad que Mariana tenía un ojo morado.
«Me duele más a mí que a ti, créeme», le escribió Rangel Moyeton en un chat del 8 de abril de 2021, 10 días antes del asesinato, cuando Mariana le mencionó el ojo morado.
«El contexto de violencia se pudo reconstruir y también quedó evidenciado que la víctima intentaba justificar a su pareja y minimizaba lo que pasaba», indicó la fiscal Castany durante su alegato.
Luego, mencionó otro chat donde el agresor le escribió dos días antes del femicidio: «si no es conmigo, no es con nadie, te voy a hacer la vida imposible». Y agregó una amenaza: «Me mato, te mato».
«El móvil del femicidio tuvo que ver con que Mariana no quería estar más con él, por eso ella mostró los mensajes y después pasó lo que pasó», señaló la funcionaria judicial respecto de lo que había mencionado la joven en su trabajo pocos días antes del hecho.
Declaración médica clave
Además, la fiscalía hizo hincapié en la declaración de la médica del Cuerpo Médico Forense que realizó la autopsia y que marcó que todas las lesiones fueron contemporáneas, aunque probablemente la mortal fue la última de ellas.
«El imputado le infligió un sufrimiento excesivo e innecesario, una agonía extra a la víctima», describió.
En otro tramo del alegato, Castany hizo foco en que no se debe apuntar a la mujer como responsable de lo ocurrido o plantear los casos de violencia de género como si fueran «un conflicto entre pares o una relación meramente disfuncional».
«Los estereotipos y prejuicios de género en el sistema judicial tienen gravísimas consecuencias porque pueden hacer que los jueces interpreten erróneamente las leyes», recalcó.
La fiscal Castany dijo entonces que el imputado en su indagatoria acusó a la víctima de no ocuparse de su hijo, de haber ejercido violencia contra él y aseguró que tenía problemas de adicciones.
También recordó que el hombre tiene una condena por homicidio en Venezuela y agregó: «Estaba planificando matarla, como si fuera un objeto de posesión».
Día del asesinato
Mariana había llegado al país dos años y medio antes de ser asesinada, cuando su hijo tenía apenas unos meses. Dejó Barinas, en Venezuela, junto a su pareja y la familia de él y llegó a Buenos Aires.
De acuerdo con la acusación, el 18 de abril de 2021 Rangel Moyeton mató a su pareja Blanco Bravo dentro del departamento que compartían juntos, sobre la calle Yerbal al 2900, en el barrio de Flores. El femicidio ocurrió luego de que la joven le manifestó durante varios días que deseaba separarse por la violencia que arrastraba el vínculo.
En esas circunstancias, el hombre tomó un cuchillo y le asestó por lo menos 47 lesiones en su cabeza, cuello, pecho y brazos.
Al hombre lo detuvieron cuatro días después en un hotel del barrio de Balvanera.
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