Cientos de personas celebran el derrocamiento del presidente sirio al-Assad, en la plaza Omeya de Damasco, Siria, el 09 de diciembre de 2024. EFE/BILAL AL HAMMOUD

Damasco arrancó su tercer día tras la caída de Bachar al Asad en calma e inaugurando una tímida nueva normalidad, con los servicios y suministros recuperando su labor entre las expectativas e incertidumbres sobre cómo actuará el nuevo «hombre fuerte» del país Ahmed al Charaa (Abu Mohamed al Jolani), líder de la insurgencia islamista que derrocó al anterior Gobierno.

Estas primeras 72 horas de la capital «libre» del Al Asad, como proclamó en su momento Al Jolani, líder del Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham, o HTS en árabe), parecen haber sido superadas por una mañana más prosaica, pese a las tensiones que aún genera la situación.

Damasco, hasta el domingo plagada de barreras, puestos de control y barrios vedados, sigue sin presencia de fuerzas de seguridad de ningún tipo, y según pudo constatar EFE, sólo podían ver ocasionales parejas de milicianos de HTS patrullando en motocicleta o a pie, sin mucha preocupación aparente.

En la autovía que une Damasco con la frontera libanesa esta ausencia de poder es notable. No existe control de pasaportes en el lado sirio, y las garitas y barreras están desiertas, algunas de ellas quemadas y con los cristales rotos.

También hay restos de violencia desperdigados, coches volcados y ametrallados, tanques y camiones militares quemados o destrozados, en un paisaje por lo demás vacío de personas.

Ya en la ciudad, los edificios públicos seguían cerrados, pero ya se atisbaban cafés y pequeñas tiendas abiertas, autobuses de transporte público funcionando y algunos jóvenes estudiantes caminando con libros en el entorno de la Facultad de Arte y Humanidades de la Universidad de Damasco.

Restauración de lo destruido

Los hoteles, súbitamente poblados de periodistas extranjeros, han comenzado a preparar habitaciones y a recuperar a sus empleados, ofreciendo servicios mínimos, incluida la restauración, tras unos días dónde el acceso a alimentos ha estado limitada.

Este martes está también previsto que abran los bancos y los mercados.

Ayer los insurgentes encargaron a Mohamed al Bashir, el presidente del Gobierno de Salvación -la administración de facto en la provincia septentrional siria de Idlib controlada por HTS antes de la ofensiva que comenzó el 27 de noviembre-, que lidere la transición en el país.

Mientras, el Ejército israelí confirmó haber entrado en territorio sirio, además de haber bombardeado intensamente zonas cercanas a la frontera con los Altos del Golán ocupados e incluso el puerto de Latakia, en la costa mediterránea.

Al Asad huyó de Siria el domingo pasado y pidió asilo en Rusia tras ser depuesto tras una ofensiva rebelde que tomó la capital siria tras hacerlo en las ciudades de Alepo, Hama y Homs en una contienda relámpago de menos de dos semanas.

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