Sao Paulo.- Los asesinatos por conflictos en el campo en Brasil escalaron un 75 % en 2021, un aumento que refleja «el abandono y la acción deliberada contra la vida de las personas» en el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, denunció este lunes la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), vinculada al Episcopado brasileño.
En un informe publicado hoy, la CPT señaló que los homicidios en el campo alcanzaron los 35 el año pasado, frente a los 20 registrados en 2020 y el nivel más alto desde 2017.
En ese total se incluyen dos masacres: una en la Tierra Indígena Yanomami, en Roraima (norte) y que dejó al menos tres muertos, y la segunda en un campamento de sin techos ubicado en Rondonia, también en la región amazónica del país.
Otras 109 personas perdieron sus vidas como consecuencia de heridas y problemas de salud derivados de los conflictos rurales, sobre todo debido a disputas con mineros ilegales, a lo largo de 2021.
El año pasado también se registraron 27 intentos de asesinato, 132 amenazas de muerte, 75 agresiones físicas y 13 casos de tortura.
«Esos delitos de homicidio son deliberados y alcanzan notoriamente líderes de comunidades y sindicalistas, que resisten a la usurpación», señala el informe.
Según los datos de CPT, el año pasado también contabilizó 169 ocurrencias de trabajo esclavo rural y 304 disputas por agua.
Brasil contabilizó el año pasado 1.768 conflictos en zonas rurales, ya sea en luchas por tierra, agua o disputas laborales entre trabajadores y grandes hacendados, lo que equivale a un 14 % menos respecto a 2020, cuando fueron contabilizados 2.054.
Los conflictos por tierras, que representan la mayor parte de los casos de violencia en el campo, igualmente retrocedieron, al bajar desde los 1.576 de 2020 hasta los 1.242 en 2021.
Pese a las caídas, la CPT alertó de que la violencia en el campo ha aumentado desde la llegada de Bolsonaro al poder, en enero de 2019, y que los números de conflictos en «este Gobierno son los mayores de toda la serie histórica registrada por la CPT desde 1985».
Los datos «refuerzan, aunque con la caída en los números con respecto a 2020, una tendencia de agravamiento de los conflictos y de las violencias desde la toma de posesión del Gobierno Bolsonaro», destaca el reporte.
Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército, ha llevado a cabo una controvertida política ambiental que permitió una fuerte flexibilización de las leyes, además de defender la «explotación» de los recursos de la Amazonía y el fin de la demarcación de tierras indígenas.
En ese marco, la CPT apuntó que las víctimas por invasiones de tierras crecieron un 11 %, al saltar de 81.225 familias afectadas en 2020 para 90.236 el año pasado.
Añadió que las acciones de invasión y la apropiación ilegal de tierras, conocida en Brasil como «grilagem», totalizaron, juntas, 333 ocurrencias en 2021, lo que representa aproximadamente el 27 % de todas las disputas en el campo.
El informe destaca que el 97 % de las zonas de conflictos está localizada en la Amazonía brasileña y, la mayor parte, corresponde a tierras indígenas o de pueblos tradicionales.
Fue, precisamente, contra esas poblaciones que la violencia «más se intensificó» en los últimos dos años, ya que fueron notificados más de 973 conflictos por tierra contra los pueblos indígenas y más de 484 contra la población quilombola en el periodo.
«La violencia sigue el ritmo de la deforestación, del pasto y de la soja, siempre rumbo al norte, en una verdadera cruzada de saqueo (deforestación y minería), apropiación ilícita de tierras públicas («grilagem») y violencia física contra los pueblos tradicionales», sostiene el documento.
EFE
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