Ciudad Guayana.- La falta de combustible obligó  a los habitantes de Santa Rosa a mantener sus vehículos estacionados por periodos indefinidos, además de padecer de calles sin asfalto y vías irregulares para conducir de forma segura para los pocos carros que todavía tienen la posibilidad de conseguir gasolina.

Manuel Dasilva, un hombre de edad avanzada tenía como fuente de ingreso trabajar en su autobús por las zonas de Ciudad Guayana, pero desde hace dos años tuvo que dejarlo varado en su hogar debido a la falta de combustible. “No puedo hacer colas de dos o tres días y no hay nadie que las haga por mí, así que decidí simplemente dejarlo”, dijo Dasilva.

Dasilva también mencionó que en estos momentos sobrevive a base de sus amigos, a quienes les da un lugar en su vivienda. No les cobra alquiler, ya que ellos lo ayudan con la comida, el agua y en sus diligencias si así lo requiere.

 “Los que viven conmigo reparten agua por la zona, ellos tienen un camión cisterna, de eso ganan dinero. Me proporcionan la comida y el agua, por eso no les cobro alquiler”, agregó Dasilva.

Manuel no es único que ha sufrido las consecuencias de la falta de combustible. Una gran cantidad de autos abandonados e incluso desmembrados se encuentran en los amplios patios del resto de los hogares de la zona, de los cuales  algunos fueron cubiertos  por la maleza debido a la cantidad de tiempo que permanecieron inactivos.

Uno de ellos es su vecino Jesús Zurita, un trabajador de equipo pesado de Ciudad Guayana, quien ahora permanece inactivo desde que empezó la cuarentena en Venezuela.

Zurita posee dos autos en el patio de la casa, de los cuales ambos se encuentran estáticos desde hace meses por falta de gasolina. Eso lo ha llevado a permanecer “recluido” en la zona, por cuanto ir hacia los lugares más céntricos de la ciudad se le dificulta, por lo tanto la mayoría de sus alimentos los consigue en los quioscos cercanos de la comunidad.

“Mis hijos están fuera del país por lo tanto, yo sobrevivo del dinero que me mandan, no puedo trabajar en lo que hacía, además  que salir de aquí se me dificulta”, dijo Zurita.

Mencionó que le toma 20 minutos caminar desde su casa hasta la avenida, además que conseguir autobuses es un reto al ingual que el efectivo para pagar el transporte público. .

El desastre de las calles en Santa Rosa

Tanto Dasilva como Zurita comentaron entre risas y un poco de decepción que las calles de la zona siempre (o al menos desde que viven en lugar) han permanecido con huecos e irregularidades. Ambos llevan viviendo en Santa Rosa en un aproximado de 32 años.

Manuel recordó que en los años 80 el Estado organizó un proyecto para arreglar las calles pero que al final solo asfaltaron la entrada de Yara Yara e Isla Dorada. El resto quedó igual y desde entonces no se ha comenzado una nueva iniciativa por parte del  Gobierno  para empezar un nuevo proyecto de asfaltado para la zona.

 

Ruth Meyerowitz

 

Calles de Santa Rosa

 

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