El plan maestro para recuperar el centro histórico de Lima, declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1991, ha avanzado alrededor del 30 % en sus primeros tres años y ahora se enfrenta al reto de conseguir que se integre como parte de la identidad de los habitantes de la capital peruana.

«Falta ese concepto de identidad, por eso para nosotros es importante de alguna manera poder visibilizar la importancia del centro histórico de Lima como medida preventiva», explicó a EFE el vocero del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima – Prolima, Juan Pablo El Sous.

Precisamente los avances de ese plan, que se proyectó en 2019 y se prolongará hasta 2035, será tratado por la Unesco entre el 15 y el 25 de septiembre en Riad, donde estudiarán nuevas inscripciones y analizarán la situación de sitios considerados en peligro.

El debate sobre el uso del centro histórico de Lima ha sido este 2023 especialmente enconado, puesto que ha sido escenario de manifestaciones antigubernamentales diarias, algunas de las cuales terminaron con duros enfrentamientos con la Policía.

En la primera gran protesta en Lima, convocada el pasado 19 de enero, un edificio que formaba parte del área declarada patrimonio de la humanidad ardió por motivos que todavía son desconocidos.

Esa situación llevó al actual alcalde, Rafael López Aliaga, a declarar el centro histórico como intangible, lo que restringe la posibilidad de celebrar manifestaciones en el corazón del poder peruano y ha sido considerado por sus detractores como una violación al derecho fundamental de manifestación.

EL RETO DE COORDINAR LA VIDA CON EL PATRIMONIO

Las marchas pusieron de relieve la complejidad del trabajo para mantener un centro histórico en el que están ubicadas todas las entidades del poder -y por tanto se concentran las protestas-, donde viven miles de personas y en el que la actividad comercial y laboral es constante.

Por eso, explica El Sous, es importante inculcar «en la opinión pública qué significa el centro histórico de Lima».

«Para los limeños significa algo, porque es el lugar donde nació nuestra ciudad y que tiene un valor que todos deberíamos apreciar. Lamentablemente, eso no es lo mismo para todo el conjunto de personas que habitan la ciudad. Estamos hablando de que es una ciudad de 12 millones de personas y muchas atraviesan el centro histórico de Lima una vez al año o menos», comentó.

Pese al atraso en el inicio del plan estratégico, obligado por la llegada de la pandemia, El Sous afirmó que actualmente están «ejecutando ya varias obras en todo el centro histórico de Lima».

Por su complejidad, los hitos más importantes son el «plan de movilidad urbana sostenible», que «contempla la peatonalización de varias de las vías contenidas» en el llamado Damero de Pizarro, el meollo del centro de la capital, «y la mejora de la transitabilidad peatonal», junto con algunas otras alternativas de transporte, como un tranvía que une a los dos extremos de la zona.

«El segundo proyecto, que tal vez es el más ambicioso de todos, es el proyecto especial paisajístico del río Rímac. Contempla la recuperación de los cuatro kilómetros del río que abarca o que se encuentran dentro del ámbito del centro histórico de Lima, con un conjunto de intervenciones a nivel de espacio público», agregó.

Para esos proyectos, destacó que «existe el compromiso del Estado» para cumplir el cien por ciento del plan maestro en 2035, coincidiendo con el V centenario de la fundación de la ciudad.

Hasta el momento, las obras han permitido restaurar 70 monumentos y esculturas públicas, así como las fachadas de cinco iglesias, la recuperación de 13 jardines históricos y la puesta en valor de 3 plazuelas.

También la recuperación integral de la Casa de la Cultura Criolla «Rosa Mercedes Ayarza», la siembra de 1.980 árboles y el retiro de 13 toneladas de cables aéreos de telecomunicación.

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