Madrid.- En octubre de 2017, científicos del observatorio Haleakala de Hawai detectaron la entrada al Sistema Solar de un objeto interestelar. Oumuamua un («explorador» en hawaiano) tardó once días en cruzar nuestro vecindario, tiempo suficiente para que los científicos averiguaran que no era ni un cometa ni un asteroide pero, entonces, ¿qué era?.
Para Avi Loeb, catedrático de Astrofísica de la Universidad de Harvard, está claro: «Oumuamua se comportó como lo haría una vela solar impulsada por la radiación del Sol y sabemos que la naturaleza no crea este tipo de objetos», explica en una entrevista telemática con motivo de la publicación en español de su libro «Extraterrestre» por la editorial Planeta («Extraterrestrial», en la versión en inglés).
Loeb no es un charlatán. Es director del Instituto de Teoría y computación del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, presidente del Consejo sobre Física y Astronomía de las Academias Nacionales y miembro del Consejo de Asesores del Presidente en Ciencia y Tecnología en Washington, entre otros cargos, y defiende «la explicación más simple»: Oumuamua es un vestigio tecnológico de una civilización inteligente.
Pregunta: ¿Qué es Oumuamua?
Respuesta: La cuestión fundamental es si es artificial o natural. Cuando voy a la playa a menudo veo piedras y conchas naturales pero también botellas de plástico que son pruebas de una civilización. Siguiendo esa analogía, sabemos que Oumuamua no se parece a ninguna de las rocas que hemos visto en el Sistema Solar aunque los astrónomos intentaron buscar semejanzas pero era algo que no habíamos visto antes, por lo tanto, bien podría ser artificial. Por su geometría, es básicamente plano, por su extraña luminosidad, porque no tenía cola ni emanaba gases pero, sobre todo, por su movimiento alrededor del Sol: Se comportó como lo haría una vela solar y sabemos que la naturaleza no crea este tipo de objetos
P: Usted propone que es un vestigio de vida inteligente.
R: Su forma de moverse no era la esperada. No seguía un movimiento controlado con una trayectoria definida como la que generaría un motor, por ejemplo, pero tampoco esperábamos que fuera un objeto funcional… Al igual que nosotros hemos lanzado las sondas Voyager 1 y 2 o la New Horizons, que seguirán viajando miles de años por el espacio aunque ya no estén operativas, otras civilizaciones podrían enviar cosas al espacio que se acumularán, aunque no sean operativas…como la botella de plástico de la playa, que ya no sirve pero tuvo su finalidad.
Quizás Oumuamua no tenía un propósito definido. Quizás formaba parte de un conjunto para la navegación, quizás fue una sonda o una boya, pero yo creo que más bien es basura espacial. Creo que igual que hacemos arqueología en la Tierra y encontramos vestigios de civilizaciones extintas, se puede hacer lo mismo en el espacio. No necesitamos que la civilización esté viva para hallar evidencias.
P: Su propuesta ha sido controvertida. ¿Por qué genera tanto rechazo la posibilidad de que haya vida extraterrestre inteligente?
R: Actualmente en la ciencia (la astrobiología) se acepta la búsqueda de vida microbiana, de firmas relacionadas con el origen de la vida. Es una búsqueda legitimada, pero buscar signos de vida inteligente no está en la agenda, y esa es mi queja. Nadie busca señales de vida inteligente ni hay financiación para ello y los jóvenes abandonan esa posibilidad porque el clima intelectual es hostil.
Pero para analizar Oumuamua yo he seguido el mismo método que cuando estudio otros misterios del cosmos como la materia oscura o los agujeros negros…he buscado anomalías y he llegado a una conclusión, y lo que pongo sobre la mesa (la posibilidad de que Oumuamua sea artificial) es real.
Creo que muchos científicos ven amenazado el ego humano de alguna manera porque mi hipótesis plantea la posibilidad de que tal vez no seamos los más listos del barrio. La gente prefiere pensar que somos únicos, especiales. Empezó con Aristóteles, quien dijo que no éramos el centro del universo, y sigue ahora cuando decimos que hacen falta pruebas extraordinarias para reconocer la posibilidad de que tal vez no estemos solos y haya vida inteligente en el espacio.
Yo planteo lo contrario: si hay miles de millones de sistemas planetarios en el universo con condiciones de habitabilidad, ya deberíamos estar convencidos de que lo más probable es que no estemos solos y estar buscando pruebas de tecnología avanzada.
P: Usted también estudió Filosofía. ¿Esa formación ayuda a abrir la mente?
R: Ahora la tendencia es estudiar un aspecto muy concreto de una materia y convertirse en un experto mundial, pero el peligro de especializarse tanto es que puedes llegar al fondo y no ver otras salidas. Podría haber algo excitante a la vuelta de la esquina y no lo verías. Esa actitud limita nuestra visión, y si no tienes la mente abierta, no puedes imaginar una salida.
Einstein sacó muchas de sus ideas de su Teoría de la Relatividad de filósofos como Mach, que le permitió tener una visión mucho más amplia y explorar nuevos territorios. Yo estoy convencido de que mi interés por la filosofía me ha hecho distinto a mis compañeros. Siempre me he hecho las grandes preguntas de la Humanidad y para hacer grandes descubrimientos, los científicos necesitan una visión amplia.
P: ¿Cree que alguna vez tendremos contacto con vida extraterrestre inteligente?
R: Los viajes interestelares requieren muchos años y son un gran desafío para el cuerpo humano y para la tecnología. Lo más probable es que, al final, solo los instrumentos sean capaces de hacer esos viajes. Así que la primera evidencia de vida extraterrestre inteligente será encontrar su tecnología, por eso es tan importante fotografiar el próximo Oumuamua.
Yo siempre pongo el ejemplo del hombre de las cavernas que solo ve rocas y un día se encuentra un móvil; lógicamente creerá que es una roca brillante porque es lo único que ha visto jamás. Pero a nosotros, nuestra tecnología actual sí nos permite imaginar objetos con un origen distinto al natural, y si la encontráramos sería mágico. Podríamos aprender de ella, importarla a la Tierra, eso podría adelantar en un millón de años nuestro conocimiento.
P: ¿Y si pasa otro Oumuamua que demuestre que hay vida inteligente, cambiaría el debate?
R: Si logramos una foto que demuestre que es artificial, eso lo cambiaría todo. Supondría que no somos los más listos del cosmos. Afectaría a la religión, a nuestras aspiraciones como seres humanos….Realmente sería el mayor descubrimiento de la humanidad.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!