Una mayor ingesta de azúcares libres -azúcares añadidos y los presentes de forma natural en la miel y los zumos de fruta- se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según un estudio publicado en la revista BMC Medicine.
Los resultados se obtuvieron a partir del análisis de los datos de 110.497 personas del Reino Unido, que habían completado al menos dos evaluaciones dietéticas.
Los investigadores siguieron a los individuos durante casi una década y constataron que en este tiempo se produjeron enfermedades cardiovasculares en 4.188 participantes; y, en particular, cardiopatías e ictus en 3.138 y 1.124 participantes, respectivamente.
Los autores, que realizaron este estudio prospectivo con datos del biobanco del Reino Unido, hallaron que la ingesta global de hidratos de carbono no estaba asociada con los resultados de las enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, al analizar los tipos y las fuentes de hidratos de carbono consumidos, observaron que una mayor ingesta de azúcares libres procedentes de alimentos como las bebidas azucaradas, los zumos de fruta y los dulces se asociaba a un mayor riesgo de padecer todas las enfermedades cardiovasculares.
Así, por cada 5 por ciento más de energía total procedente de azúcares libres, el riesgo asociado de enfermedad cardiovascular total era un 7 por ciento mayor; el riesgo de cardiopatía isquémica era un 6 por ciento más; y el riesgo de ictus era un 10 por ciento mayor.
Por otro lado, consumir cinco gramos más de fibra al día se asoció a un riesgo un 4 por ciento menor de enfermedad cardiovascular total, pero esta relación no siguió siendo significativa tras tener en cuenta el índice de masa corporal (IMC).
Los autores, encabezados por Rebecca Kelly, sugieren que sustituir los azúcares libres por azúcares no libres -principalmente los que se encuentran de forma natural en frutas y verduras enteras- y un mayor consumo de fibra, puede ayudar a proteger contra las enfermedades cardiovasculares.
Los hallazgos fortalecen la evidencia de la recomendación dietética global de reducir el consumo de azúcar libre a menos del cinco por ciento de la ingesta calórica total.
Los investigadores concluyen, además, que no todos los hidratos de carbono pueden asociarse a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y que es importante tener en cuenta el tipo y la fuente de hidratos de carbono consumidos al investigar la salud cardiovascular.
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