Fráncfort.-La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, se ha visto obligada a cambiar sus planteamientos iniciales y ha tranquilizado a los mercados de deuda con estímulos monetarios por 1,1 billones de euros.

La extensión de la pandemia de coronavirus ha llevado al BCE a lanzar un ingente programa de compra de deuda pública y privada para evitar que se disparen las primas de riesgo de los países de sur de Europa, como ocurrió tras la crisis financiera.

Los mercados de deuda soberana y las primas de riesgo, especialmente las de los países del sur de Europa, se han estabilizado.

El BCE ha decidido comprar deuda pública y privada de la zona del euro por valor de 750.000 millones de euros, aproximadamente el 6 % del producto interior bruto (PIB) de la zona del euro, hasta finales de año, y posteriormente también, en caso necesario, para afrontar los efectos en los mercados de deuda de la crisis por el coronavirus.

Estos 750.000 millones de euros se suman a los 120.000 millones de euros que el BCE anunció la semana pasada y a los 20.000 millones de euros que compra mensualmente desde noviembre, que suponen 240.000 millones de euros este año.

El BCE tendrá que comprar deuda pública y privada de la zona del euro por esta cantidad hasta finales de este año, en total son 1,1 billones de euros, una cantidad similar al PIB de España, por ejemplo.

Con el programa de expansión cuantitativa de 2016 el BCE llegó a comprar deuda por un máximo de 85.000 millones de euros mensuales.

El Consejo de Gobierno ha tomado esta decisión en una reunión extraordinaria por teleconferencia después de que comenzaran a dispararse las primas de la deuda de países como España e Italia.

«Épocas extraordinarias requieren una acción extraordinaria. No hay límites a nuestro compromiso con el euro. Estamos determinados a usar el potencial completo de nuestras herramientas dentro de nuestro mandato», dijo Lagarde en su cuenta de Twitter en el BCE.

De nuevo, el mercado ponía en duda la sostenibilidad de la deuda de algunos países, que están ya muy endeudados y ahora deberán gastar más para afrontar la crisis económica por la pandemia de coronavirus. Y de nuevo surgieron los ataques especulativos.

A ello ayudó la falta de determinación inicial de Lagarde, que llegó a decir que su misión no era evitar que suban las primas de riesgo y pasó el balón a los líderes políticos europeos al considerar que era necesaria un respuesta fiscal ambiciosa y coordinada.

Pero finalmente el BCE ha lanzado un mensaje claro que es que está ahí para cubrir a estos países en el mercado deuda.

La prima de riesgo italiana, que mide el diferencial entre el bono a diez años italiano y el alemán del mismo periodo, ha llegado a caer 85 puntos básicos en la apertura y la griega 155 puntos básicos, según datos de la aseguradora alemana Allianz.

El rendimiento del bono español a diez años, que ayer llegó a situarse en el 1,2 %, se relaja por debajo del 0,8 %.

Los diferenciales de la deuda de otros países con vencimiento a diez años también caían cifras de dos dígitos.

Las adquisiciones serán «flexibles» y no se distribuirán de forma regular a lo largo del tiempo y el espacio, por lo que cada mes el BCE podrá comprar cantidades diferentes dependiendo de qué ocurra en los mercados.

«Esto permite fluctuaciones en las distribuciones del flujo de compras en el tiempo, en los tipos de activos y entre jurisdicciones», dijo el BCE.

Hasta ahora el BCE había establecido que las compras de deuda soberana de cada país se limitaran a la cuota que tiene cada estado en el capital de la entidad y va a mantener este criterio pero lo va a aplicar de manera flexible, lo que puede permitir algunas desviaciones en algunos momentos.

Las compras no podían superar hasta ahora un 33 % de cada emisor, un límite que se puso para no tener más de una tercera parte de la deuda de un país.

El ha decidido que también va a ser flexible con este criterio de emisión y podría superar ese limite, por lo que podría superar el límite que tiene para la deuda italiana, por ejemplo.

Además, el BCE va a comprar deuda soberana de Grecia, aunque no tiene la calificación de grado de inversión y se considera bono basura, y extiende a las compras a los pagarés de empresas no financieras.

La autoridad monetaria «se asegurará de que todos los sectores de la economía», de familias a empresas, pasando por bancos y gobiernos, «se puedan beneficiar de condiciones de financiación beneficiosas que les permitan absorber este impacto».

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