Fotografía del 16 de octubre de 2025 de vehículos en una estación de servicio, en La Paz (Bolivia). EFE/Luis Gandarillas

El Gobierno boliviano celebró este martes la caída del 50% en el consumo interno de diésel tras dos semanas sin subsidios, un logro que atribuye al fin del contrabando que generaba hasta 3 millones de dólares diarios en corrupción institucionalizada.

El ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli, junto al presidente de YPFB, Yussef Akly, explicó que el decreto 5503 del 17 de diciembre «quitó el negocio a los contrabandistas» al fijar precios de mercado: 6,96 Bs/litro (1 USD) gasolina especial (+86%), 11 Bs premium y 9,80 Bs diésel (+162%). «El mercado ya actúa y se estabilizará en 30-40%», afirmó, destacando ahorros en dólares para importaciones —Bolivia depende 90% del exterior— y alivio al tipo de cambio.

La medida revive un esquema de 1997-2000 adaptado a la realidad actual: caída de exportaciones de gas desde 2015 hizo insostenible el subsidio fijo desde 2004. Objetivos: asegurar abastecimiento, eliminar colas crónicas en gasolineras y ordenar consumo, tras años de desvíos masivos.

Para mitigar impacto, el Gobierno subió el salario mínimo de 2.750 a 3.300 Bs (395-474 USD), bonos estudiantiles y renta para adultos mayores. Sin embargo, la Central Obrera Boliviana (COB), exaliada de Morales y Arce, resiste con marchas en La Paz desde el 22 de diciembre exigiendo abrogación.

El Ejecutivo de Rodrigo Paz falló en diálogo la semana pasada e invita nuevamente a la COB este miércoles. Previo al decreto, colas eran constantes desde 2024.

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