Sevilla.-Bono no es un portero normal. No sabemos si era tan excepcional en sus anteriores clubes o en Sevilla ha despertado uno de los mejores de LaLiga, de Europa o del lugar que se quiera.

Tres paradas del meta marroquí, a cada cuál mejor que la anterior, mantuvieron la ventaja mínima del Sevilla, que se había adelantado gracias a un tanto de Munir en el segundo tiempo. Un Sevilla que suma y sigue. Cinco victorias consecutivas en Liga, nueve en total. La otra cara, la de un Huesca que merece mucho más de lo que consigue. Pero ante alguien bendecido como Bono, poco se puede hacer.

El entrenador del Sevilla ya sabía que el partido del Huesca no iba a ser nada sencillo. Nada en absoluto. Lo afirmó con rotundidad en la previa del partido y su propia alineación inicial, con seis hombres de refresco con respecto al duelo ante el Barcelona en la Copa, así lo presagiaba. Un equipo con hombres de peso como Rakitic o el Papu Gómez, pero falto de gente con verdadera velocidad o desborde. Poco regate. Todo pasaba cuando el balón llegaba al 24. El Papu parece que lleva tres meses en vez de cuatro partidos con el Sevilla. El único que buscaba algo distinto. Pero todo se les complicaba a los sevillistas con el impecable orden del rival. Sin velocidad de balón era casi imposible. Y la primera fue para el Huesca. Rafa Mir, que está repleto de confianza, cazó un balón botando nada más cruzar la línea medular y con el interior la colocó en el techo de la red. Susto.

Los de Pacheta se limitaron a defender y que Javi Galán condujese contras con cierto peligro. Aleix Vidal estaba muy atento. Dos velocistas frente a frente. El Sevilla se fue soltando dentro de la espesura. Óliver tuvo el primer disparo, pero su especialidad son los pases. Cuando mira a portería se cohíbe. La siguiente sería para un Munir con ganas de demostrar. Agarró el balón cerca del área sevillista y se hizo más de 60 metros sin que nadie lo pudiese parar. Su lanzamiento se fue al centro. Igual que uno del Papu desde lejos. La mejor para los de Lopetegui, que estaba en la grada por su expulsión ante el Getafe, fue la más inesperada. Un pase de Rakitic desde la frontal buscando a Munir lo despejó Pulido hacia su portería. Álvaro tiro de reflejos. Se debía decidir todo en el segundo periodo. A los entrenadores les tocaría mover ficha.

Con información Marca.com

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