La entrada de Turquía en el grupo de las grandes economías emergentes, conocidas como BRICS, forma parte de una política exterior favorable al multilateralismo y no significa darle la espalda a Occidente, aseguró en una entrevista con EFE el presidente del Parlamento turco, Numan Kurtulmus.
«El mundo unipolar ha quedado atrás y creemos que en la nueva multiporalidad Turquía tiene importantes oportunidades. Ser parte de los BRICS es una señal más de nuestra política exterior multilateral», recalcó.
Como líder del Legislativo turco, Kurtulmus participa en la 149º asamblea de la Unión Interparlamentaria -organización que reúne a parlamentos de 193 países- que se celebra esta semana en Ginebra.
El grupo BRICS, denominado así a partir de las iniciales de sus fundadores (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), celebrará la próxima semana su cumbre anual en la ciudad rusa de Kazan, en la que por primera vez participarán como miembros plenos aquellos recientemente incorporados: Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Kurtulmus confirmó que Turquía participará como observador en esta cumbre y que el presidente Recep Tayyip Erdogan se reunirá con el mandatario ruso Vladímir Putin, aunque declinó entrar en detalles sobre la agenda que tratarán más allá de la futura entrada en los BRICS, una vez que se haya cumplido con los procedimientos.
Lo que sí afirmó el parlamentario es que «la membresía de Turquía en los BRICS no significa que vamos a estar separados de Occidente o que le vamos a dar la espalda, sino que vamos a usarla para expandir nuestras posibilidades de cooperación».
En comentarios sobre los conflictos en Oriente Medio, Kurtulmus sostuvo que el presidente israelí Benjamín Netanyahu vive imbuido en un fanatismo religioso y en «la ilusión de tierras prometidas» y que «su agresión no se limita a los palestinos o al pueblo árabe, sino que alcanza a los pueblos de toda la región».
Peligro concreto
Preguntado si Israel representa un peligro concreto para su país, sostuvo que eso resulta evidente «en la medida en que algunas de esas tierras prometidas cubren algo del territorio turco, al extenderse desde (los ríos) Nilo hasta el Éufrates, este último dentro de las fronteras de Turquía».
Sobre los pasos que se han dado para la normalización de las relaciones entre Turquía y Siria, tras varios años de fuerte animosidad y relaciones diplomáticas rotas en 2011, Kurtulmus dijo que avanzar en esta dirección «de forma rápida está en el interés de ambos pueblos y países».
Turquía ocupa desde 2016 territorios en el noroeste de Siria, cuyo gobierno espera -como paso lógico para que las relaciones entren en una nueva etapa- sean desocupados por las tropas turcas.
Kurtulmus aseguró que esto sucederá porque la única razón de esa presencia ha sido evitar que se instalaran allí la organización terrorista Estado Islámico o el Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK), que Ankara considera también terrorista.
Sostuvo que, al igual que la posición que mantiene en el caso de Ucrania, Turquía defiende la soberanía e integridad territorial de Siria, y considera que ésta debe restaurar su control sobre los territorios en cuestión.
«Nunca adoptamos una actitud o una posición que indicara que nos quedaríamos allí por siempre», comentó.
Kurtulmus no aclaró si existe algún plazo tentativo para esa retirada.
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