Río de Janeiro.- Unos 183.000 censistas iniciaron este lunes la tarea de recolección de datos para un nuevo Censo demográfico en Brasil, el sexto país más poblado del mundo, en una tarea que se atrasó dos años por los problemas presupuestarios del país y por la pandemia de la covid.
Las entrevistas a los responsables por cerca de 87 millones de residencias en los 5.568 municipios de Brasil ofrecerán una nueva radiografía demográfica del mayor país de América Latina.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), encargado de la tarea y que realiza el Censo cada diez años, calcula que el número de habitantes del país saltó desde 190,8 millones contabilizados en 2000, cuando fue realizado el último censo, hasta 215 millones en el conteo realizado a partir de este lunes.
Por su dimensión continental, el Censo brasileño es una difícil misión que exige la contratación temporal de cerca de 211.000 personas, en su gran mayoría destinados a salir a las calles para visitar cada una de las residencias, por lo que para este año exigió un presupuesto de 2.300 millones de reales (442,3 millones de dólares).
Fue precisamente este alto valor, así como la pandemia, el que obligó al Gobierno del presidente Jair Bolsonaro a aplazar por dos años un Censo que estaba previsto para 2020.
Según el IBGE, los responsables por el Censo salieron a las calles hoy con dos cuestionarios, uno de 26 preguntas que será respondido en unos 5 minutos por el 89 % de los entrevistados, y otro de 77 preguntas, mucho más completo y que exige cerca de 16 minutos, que se aplicará al 11 % de los interrogados.
El cuestionario básico incluye preguntas sobre identificación, informaciones sobre los habitantes de la residencia, características del domicilio, características raciales, registro civil, educación y renta.
El cuestionario más amplio, que será usado para un extenso estudio por muestras de domicilio, se extiende a informaciones sobre trabajo, matrimonio, núcleo familiar, fecundidad, religión, migración y movilización.
Otros cuestionarios específicos serán usados para residencias de reservas indígenas y de comunidades tradicionales fundadas por esclavos negros prófugos, así como en residencias con personas con deficiencia o diagnosticadas con trastornos mentales.
Pese a que un juez llegó a ordenarlo, los censistas finalmente no realizarán preguntas específicas sobre identidad de género y opción sexual.
La previsión es que el Instituto concluya su trabajo de visitas a las residencias en dos meses y medio y que en octubre se inicien los trabajos de análisis de los datos para el décimo tercer Censo en la historia de Brasil.
Los primeros resultados, incluyendo el tamaño de la población, serán divulgados en diciembre próximo.
Como el Censo de este año será realizado con herramientas digitales y tecnologías de geolocalización, el trabajo permitirá que Brasil cuente también con un mapa exacto del número y la localización de las residencias en todos los municipios del país.
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