“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tengan cuidado de ustedes mismos, no sea que se emboten sus corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se les eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estén, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que sean tenidos como dignos y puedan escapar de todo lo que está por suceder y de estar en pie ante el Hijo del hombre”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor al Beato Santiago Alberione. Fundador de la Familia Paulina, fue uno de los discípulos de JESÚS, más creativos del siglo XX. Nacido en San Lorenzo di Fossano, Cúneo, Italia, el 4 de abril de 1884, recibió el bautismo al día siguiente. Partió a la Casa del Padre un 26 de noviembre de 1971 y fue beatificado por San Juan Pablo II en 2003, en el día de la Solemnidad de la Divina Misericordia.
Y la liturgia diaria, nos presenta al Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Lucas, capítulo 21, del verso 34 al verso 36. En el que JESÚS les hace una exhortación a los cristianos de todos los tiempos a estar vigilantes, atentos y despiertos, y preparados para Su Venida Definitiva. Las Palabras del Maestro son un llamado de atención y a la vez una motivación para continuar creyendo y viviendo el estilo de vida propuesto por Él, rechazando todo aquello que no va en consonancia con el Proyecto de DIOS, es decir los vicios, las borracheras y las preocupaciones por las cosas de la vida terrena, que debilita la esperanza en Él
Dos actitudes son presentadas por JESÚS como elementos fundamentales para poder mantener viva la esperanza: “estar despiertos y orar constantemente” (Lc 21,36). Y es que el velar y el orar son cualidades constitutivas de todos aquellos que han decidido asumir como norma de vida, los Valores Cristianos, ya que nos fortalecen y nos mantienen fieles al Mandato del Maestro, especialmente en tiempos de crisis como el que estamos viviendo.
Muy pertinente es señalar que, JESÚS nos da la absoluta libertad de acoger o no Su Propuesta Salvífica, y por eso nos presenta dos caminos para elegir: el que conduce a la Vida en Comunión con DIOS y el que conduce a la muerte definitiva, con los vicios y las desviaciones humanas. Por lo que puede decirse que las reglas del juego están claras: Seguir el Camino de JESÚS implica exigencias, compromiso y de entrega de Amor a los semejantes, y cada uno de nosotros tenemos la oportunidad para escoger consciente y responsablemente lo que más se ajuste a nuestros pareceres e intereses.
Al confrontarnos con el texto y saber que hoy se cierra de manera definitiva el ciclo “C”, es el último día de nuestro año litúrgico, sin embargo, no habrá cohetes, ni cena de fin de año, ni abrazos, como acostumbramos a hacerlo cuando llega el final del año civil. Ya que la manera de celebrar el final del año litúrgico, es diferente, porque nuestra comunidad eclesial nos invita a hacer una revisión interior, para saborear la alegría de saber que por un año más el SEÑOR nos permitió caminar de la Mano de Él, iluminados con Su Palabra, interpelados con Su Ejemplo de Vida y que a pesar de todas las dificultades que se nos han presentado Él nos ha ayudado a hacerle frente y eso es más que suficiente para estar hinchados de gozo y gratitud.
Mañana los que asistamos a nuestra Misa dominical, veremos otro color litúrgico en el ambón, y en los ornamentos de los celebrantes. Otras lecturas, unos cantos específicos, es decir una serie de signos que nos ayudan a entender que estamos dando inicio a un nuevo ciclo de nuestro caminar, el Adviento que nos prepara para Recibir a nuestro Salvador.
Por eso es que es esencial dejar resonar en nuestro interior las Palabras que JESÚS nos dirige hoy: “estén despiertos y oren incesantemente”, ya que es la mejor forma de terminar este año cargado de vicisitudes. Vigilantes y orantes, para que poco a poco nuestro corazón se vaya haciendo más dócil a la Palabra de DIOS, que nos ilumina; y para que nuestros ojos estén más abiertos para ver la realidad que nos rodea y entender que no basta con pedir la ayuda de DIOS, también es necesario que nos ocupemos de las necesidades de nuestros semejantes, con lo poco o lo mucho que DIOS nos ha dado.
Señor JESÚS, danos la fortaleza necesaria para poder cumplir con Tu instrucción de “estar despiertos y orar constantemente”, y fortalecidos con Tu Espíritu podamos hacerle frente a tantos antivalores y males presentes en el mundo.
Amén
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