París.- «Cahiers du Cinéma», considerada la biblia del cine francés, estrena nueva etapa bajo el liderazgo de dos españoles, Marcos Uzal y Fernando Ganzo, que se incorporan a la revista después de que la anterior redacción dimitiera en desacuerdo con sus nuevos propietarios.
Uzal como redactor jefe y Ganzo como su adjunto, acompañado en esa labor por la crítica de cine francesa Charlotte Garson, tienen el reto de demostrar que esa publicación se mantiene a la altura de su historia, donde desde 1951 colaboraron nombres fundamentales de la «Nouvelle Vague» como Jean-Luc Godard o François Truffaut.
«No solo es una revista mítica. Siempre ha tenido lectores muy atentos a lo que pasaba en ella. Había una especie de presión muy fuerte», cuenta Uzal, hijo de padre español y madre francesa, que nació en Madrid hace 47 años y vive en Francia desde los cuatro.
Dimisión del anterior equipo
Doce de los 15 miembros de la anterior redacción dimitieron en febrero. Richard Schlagman, su entonces propietario, la vendió ese mes a un colectivo de empresarios y productores de cine y la presencia de estos últimos forzó la desbandada, que se justificó por el posible conflicto de intereses.
El nuevo equipo, responsable del número que sale mañana, se forjó con los elementos en contra: en pleno confinamiento, con las salas de cine cerradas, incertidumbre sobre el festival de Cannes, finalmente anulado, y los ojos puestos en su línea editorial.
El hispano-francés Uzal despeja dudas: «Hemos sido completamente libres. Ningún tema ha sido impuesto. Hay 20 propietarios y ninguno tiene los mismos intereses. Los tres con la participación más grande tienen cada uno el 12 %. Y no son tontos, saben que si hay la menor duda sobre la independencia de Cahiers, la revista pierde su alma».
Mayor eclepticismo
El número de mañana se abre optimista, con una imagen de portada tomada de la película de los hermanos Larrieu «Los últimos días del mundo», con Mathieu Amalric y Omahyra Mota corriendo desnudos por la orilla del Sena.
En su interior, un espacio inédito para las novedades en DVD, series y libros cinematográficos llega forzado por las circunstancias pero con el objetivo de modernizar la revista y abrirla a nuevos públicos.
«Queremos abrir la actualidad del cine, que está todavía muy ligada a los estrenos de los miércoles en Francia. Y que la web de Cahiers sea mucho más activa. Que no sea una versión digital de la revista en papel, sino un verdadero suplemento», señala Uzal.
Él era desde 2017 crítico del diario «Libération» y ha sido también redactor de la revista «Trafic» o responsable de la programación audiovisual del Museo de Orsay, además de haber dirigido cortometrajes.
Como Ganzo, leía Cahiers desde adolescente. En la época en la que escribían Truffaut o Claude Chabrol, estos fueron bautizados como los «Jóvenes Turcos» por la virulencia de sus artículos. «Lo divertido es que ahora llegan los españoles», afirma Ganzo, santanderino de 37 años que llegó a París hace nueve.
«Uno trae su propio bagaje cultural por el hecho de haber crecido en España. Puede que de forma inconsciente nos permita aportar algo personal. Al mismo tiempo, creo que la cinefilia y en cierto modo la intelectualidad española están muy marcadas por una cierta relación con el mundo intelectual y la crítica de cine francesa», añade.
Redacción Paritaria
Los dos se sienten legitimados para comandar uno de los templos de la cinematografía gala. Uzal tuvo libertad para elegir a su equipo y ha optado además por una redacción paritaria en un mundo «muy dominado por los críticos masculinos».
El impacto de la crisis del coronavirus en el sector marcará la actualidad que caiga en sus manos. Pero según Ganzo, ex redactor jefe de la revista cinematográfica «So Film», el rol de los críticos no se ha devaluado pese a que las redes sociales han ampliado el altavoz desde el cual todo el mundo puede expresarse.
«Sin crítica, al cine, al pensamiento, les cuesta mucho más evolucionar. La crítica, y diría que de forma extensiva la cinefilia auténtica, permiten imaginar qué caminos se pueden crear. A pesar de que estamos saturados de propuestas y estímulos, es tan importante como siempre», concluye.
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