Las aguas cloacales se unen con las aguas blancas se corren por toda la calle. Foto: Níger Martínez

La calle Mariño de San Félix, una arteria vital para el acceso al mercado municipal, se ha convertido en un foco de contaminación y abandono. Desde hace tiempo, las aguas negras brotan sin control por esta vía, afectando a comerciantes y transeúntes que a diario deben caminar entre desechos fétidos para realizar sus actividades cotidianas.

Este grave problema no solo genera un impacto ambiental, sino que pone en riesgo la salud pública. Los puestos de comida ubicados en la zona que venden carne, queso, hortalizas y charcutería están expuestos directamente a las aguas contaminadas.

La presencia constante de moscas que se posan sobre los alimentos agrava aún más la situación, elevando el peligro de enfermedades transmitidas por vectores.

Con la llegada de la temporada de lluvias, la calle se transforma en un lodazal intransitable, dificultando el paso de los vecinos y visitantes.

A pesar de las reiteradas denuncias y el clamor de la comunidad, ni la Alcaldía de Caroní ni Hidrobolívar han asumido la responsabilidad de intervenir y solucionar el colapso del sistema de aguas negras y blancas en esta zona.

Comerciantes y residentes expresan su frustración ante la indiferencia de las autoridades. Un vendedor señala que el alcalde Tito Oviedo y los representantes de Hidrobolívar están plenamente informados sobre la situación, pero se niegan a invertir los recursos necesarios para remediar el problema, dejando a la población expuesta a condiciones insalubres y degradantes.

La persistencia de esta crisis sanitaria demanda una respuesta urgente y efectiva por parte de las instituciones responsables. “La salud y el bienestar de la comunidad de San Félix no pueden seguir siendo ignorados mientras las aguas negras dominan la calle Mariño”, agregó un afectado.

 

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