“En aquel tiempo, Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad. Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: «¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!» Algunos maestros de la Ley pensaron: «¡Qué manera de burlarse de Dios!» Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: «¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: «Quedan perdonados tus pecados», o: «Levántate y anda»? Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.» Entonces dijo al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a casa.» Y el paralítico se levantó y se fue a su casa. La gente, al ver esto, quedó muy impresionada, y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres”.
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia Universal celebra hoy la fiesta, entre otros santos, en honor a Santa María Goretti. Quien nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Y muere en Corinaldo, el día 6 de julio de 1902. Fue una niña de once años, que fue asesinada de 14 puñaladas por resistirse a una violación y que antes de morir perdonó a su asesino; el Papa Pío XII la definió como “pequeña y dulce mártir de la pureza”.
En la liturgia del día meditamos los textos: Gen 22,1-19; Sal 114; y el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, según San Mateo capítulo 9, del verso 1 al verso 8. En el que JESÚS, desafía la mentalidad tradicionalista de las autoridades de su pueblo, que no podía entender, o no le abrían las puertas de su corazón a la Novedad del Reino de DIOS, que perdona y sana al cuerpo y al espíritu de todos aquellos que lo buscan.
Así lo presenta la narrativa, donde la presencia de un paralítico está pidiendo en silencio una intervención sanadora, por medio de su Fe y de la Fe de quienes lo llevaron. JESÚS yendo más a la interioridad, empieza perdonando los pecados. Son las primeras palabras que resuenan y que causan la reacción airada de los escribas que lo acusan de blasfemo. Él lee los pensamientos y le responde argumentando de menos a más. Descubre su carta vencedora, identificándose como Hijo del Hombre, que ha recibido del Padre el Mandato de Juzgar al universo al final de la historia y ejerce ya esa autoridad en la vida presente de los hombres, con quienes Él ha compartido hasta el fondo sus miserias.
En el texto leemos que la necesidad más urgente del paralítico era su falta de movilidad. Sin embargo, JESÚS, se da cuenta que aquel hombre tenía más necesidad del Perdón de DIOS que de la movilidad de su cuerpo, por eso es que lo primero que hace es perdonar sus pecados. Con esa acción JESÚS, nos muestra que la Misericordia de DIOS se hace realidad mediante el perdón y que DIOS AMA a ese hombre, aunque parezca físicamente impedido.
Al confrontarnos con el texto vemos que, el Perdón concedido por parte de DIOS, al paralítico, se manifiesta como una Fuerza que da vida y, nos invita a mirar el futuro con gran esperanza. Ya que perdón y disfrute de una nueva condición de vida van unidos. Esa fue la vivencia del paralítico, que después de concederle el Perdón, JESÚS, le concede también la plenitud de la vida que se manifiesta en la capacidad que tuvo el hombre de marchar hacia su casa por sus propios medios.
Y qué tal si hoy ese “levántate, toma tu camilla y vete a casa” (Mt 9,6), fuese dirigido a cada uno de nosotros. JESÚS, que tiene poder para perdonar los pecados, al confrontarnos podría estar diciéndonos todos los días, que tenemos una nueva oportunidad para hacer mejores las cosas y recordar las situaciones que nos depositaron o nos postraron “en la camilla”: idolatrías, adulterios, borracheras, robos y horrores que no debemos repetir, por lo cual debemos luchar para que no volver a hacerlo. También es propicia la oportunidad para preguntarnos: ¿Cómo le abro mi corazón a la Buena Noticia, para percibir su fuerza sanadora, en mi vida y en la vida de mis semejantes?
Señor JESÚS, Perdónanos porque a veces no somos capaces de aceptar tus Gestos de Compasión y no sabemos o no queremos calibrarlos y por eso juzgamos las buenas acciones de los otros, sin percatarnos que allí está Tu Presencia Sanadora.
Amén
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