La caravana migrante ‘Éxodo de la pobreza’, que se reagrupó hace tres días luego de que el Gobierno mexicano la disolviera hace una semana, tras partir desde Chiapas como la más numerosa a finales de 2023, decidió quedarse en el municipio de Tapanatepec, estado de Oaxaca, sur de México, a la espera de ayuda del Gobierno nacional.
Este miércoles, los activistas encargados de la logística de la caravana, anunciaron que los migrantes permanecerán el tiempo que sea necesario en esta municipalidad, luego de haber avanzado casi 300 kilómetros desde la frontera sur de México, hasta que el Gobierno mexicano les permita trasladarse a la Ciudad de México a bordo de autobuses y con un documento que les permita cruzar sin ser detenidos los retenes del Instituto Nacional de Migración (INM).
El mensaje, difundido en una conferencia de prensa y dirigido al presidente Andrés Manuel López Obrador, fue ofrecido desde un albergue habilitado por la autoridad municipal de Tapanatepec, el cual, según los migrantes, no cuenta con suficientes servicios médicos, sanitarios y de agua potable.
«Nuestra petición es para el presidente López Obrador, le pedimos por favor que nos deje transitar, que se le ablande el corazón ver tantas madres con niños, los niños están enllagados con calentura, que nos ayude a transitar, por no somos delincuentes», dijo Rosa Vásquez, migrante de El Salvador que se encarga de la logística con medios de comunicación.
1.500 migrantes con niños
Desde Los Corazones, primera localidad oaxaqueña donde pudieron descansar una noche, hasta Tapanatepec, unos 1.500 migrantes con al menos un centenar de niños, caminaron sobre la carretera Transístmica unos 30 kilómetros, agobiados por una temperatura de más de 30 grados que se incrementan por el asfalto caliente.
Por eso, en su tercer día en Oaxaca, decidieron no avanzar más y presionar al Gobierno mexicano «vamos a estar aquí, vamos a esperar esa respuesta», agregó Rosa Vásquez.
Una de las personas que desea que se expidan salvoconductos para no caminar más por la carretera es Heidi Rivero, debido a que una de sus nueve hijas con las que emigró desde Venezuela, padece una mal formación en las piernas.
Ella es madre soltera y las edades de sus hijas van desde los siete meses a los 18 años, y nunca se aparta de la niña de 12 años por estar postrada en una silla de ruedas.
«Ya no queremos seguir caminando, la niña se me enfermó más de los pies por estar caminando, yo veo la petición muy buena y Dios quiera que el presidente nos la dé», confió.
Este éxodo se da tras un inédito repunte migratorio en diciembre, cuando se presentaron más de 10.000 cruces irregulares diarios en la frontera entre México y Estados Unidos, donde la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP) confirmó la llegada irregular de más de 2,2 millones de migrantes de enero a noviembre.
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