Ciudad Guayana.- Las cardiopatías congénitas se han convertido en un mal que afecta de manera importante a la población mundial, y en especial a los bebés.
Ernesto Urbano, pediatra puericultor y cardiólogo infantil guayanés, explicó en entrevista exclusiva para Nueva Prensa de Guayana, que esta condición médica es «una alteración del corazón o sistema cardiovascular presente en el momento del nacimiento, como resultado de una malformación en las estructuras cardíacas en el desarrollo temprano del embrión o feto, y que puede tener consecuencias muy serias en la vida futura del niño o adulto”.
En ese orden de ideas, mencionó que entre los elementos que influyen para que un bebé sufra de dicha enfermedad, se encuentran los factores maternos, como la diabetes, sustancias teratógenas, o cualquier elemento o medicamento que haya ingerido la mujer durante el embarazo, y que pudieran causar malformaciones.
A su vez agregó que otros agentes que intervienen para que existan cardiopatías congénitas es que las gestantes sean mayores de 35 años de edad, que hayan padecido de infecciones virales durante el embarazo, enfermedades del colágeno, si la madre o el padre ha tenido cardiopatías o la ha padecido en algún momento, si un hijo anterior ha tenido cardiopatías existe un alto porcentaje de que el hijo posterior la tenga, y si además uno o los dos padres tienen una enfermedad genética familiar también hay una alta probabilidad de que el bebé la tenga.
Síndromes y su relación con las cardiopatías
Urbano trajo a colación que existen algunos síndromes o alteraciones cromosómicas genéticas que están relacionadas con cardiopatías congénitas de forma intrínseca, tales como: la Trisomía 21, conocida como Síndrome de Down (donde alrededor del 50% de los bebés que nacen con esta condición, presentan cardiopatías complejas); el Síndrome de Turner, la Trisomía 18 o Síndrome de Edwards, Trisomía 13 o Síndrome de Patau, Síndrome de Williams, Síndrome de Noonan, Síndrome de Marfan, Trisomía 22, Síndrome de Pitt-Rogers, entre otros.
“Del 100% de las cardiopatías que se ven en consulta, el 10% de los pacientes que sufren de cardiopatías se les puede demostrar un factor de riesgo, mientras que el otro 90% no tiene factores de riesgo demostrables como tal”, indicó el médico.
¿De qué manera puede ser detectada?
Ernesto Urbano señaló que anteriormente se tenía que esperar que el niño naciera para ser evaluado por su pediatra o neonatólogo, y de esta forma detectar síntomas que sugieran una cardiopatía, mencionando entre ellos: soplos cardíacos, dificultad para respirar, taquicardia, la presencia de edemas en el cuerpo (especialmente en los miembros inferiores), el cansancio que presenta el niño, sobre todo cuando realiza actividades físicas normales, sudoración excesiva, desmayos, pérdida de peso, cianosis o coloración azulada después de nacer.
Sin embargo, el galeno aclaró que en la actualidad existen métodos que permiten saber si el bebé viene con una cardiopatía. “Se han introducido nuevas técnicas que pueden emplearse incluso intraútero cuando el niño se está gestando. Por ejemplo, el ecocardiograma fetal brinda un importante apoyo en el diagnóstico antes de que el niño nazca, porque si conocemos que el bebé dentro del útero viene con una cardiopatía congénita, podemos atenderlo con las medidas pertinentes para que nazca en unas condiciones favorables para su enfermedad”, informó.
El ecocardiograma fetal se está recomendando para que toda mujer embarazada se lo haga a partir de las semanas 20 o 22 de gestación.
Pasos a seguir tras el diagnóstico
El especialista guayanés sostuvo que una vez que el neonatólogo, el pediatra o el médico general tiene una sospecha de que el niño tiene una cardiopatía, debe ser referido al cardiólogo pediatra, quien es el que realiza los estudios pertinentes para diagnosticar con precisión qué tipo de cardiopatía tiene y cuál es la solución que puede darse, ya sea “a través de cateterismo cardíaco, mediante cirugía o evaluarlo periódicamente y esperar”. En este punto, el doctor expuso que existen cardiopatías que, dependiendo del tamaño del defecto, se pueden corregir espontáneamente ellas mismas dentro de la evolución anatómica y funcional del paciente.
Una realidad difícil de eludir
Ernesto Urbano consideró importante mencionar que anteriormente se contaba con una red nacional de cardiología pediátrica, constituida por 24 centros a nivel nacional, “centros nacionales públicos liderados por el Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano, sin embargo, la realidad del país es bastante precaria en ese sentido, porque en el Hospital Cardiológico Infantil que es donde deberían realizarse la mayoría de este tipo de intervenciones y correcciones, están funcionando al mínimo de su capacidad, y realizando sólo pocas intervenciones quirúrgicas muy simples, donde el paciente no necesite más de uno o dos días de terapia intensiva”.
No obstante, continuó añadiendo que se hacen pocas intervenciones para la demanda que tiene Venezuela en cuanto al número de casos de cardiopatías congénitas. “De manera que hay un remanente de pacientes que han ido quedando año tras año por falta de resolución. Actualmente hay más de 10 mil niños esperando por intervención quirúrgica a nivel nacional”.
Al respecto apuntó que no sólo hace falta hacer el diagnóstico sino ofrecerles una oportunidad de vida a estos niños, y que “a pesar de la complejidad que tenemos en el sistema de salud y de los problemas, siempre habrá una esperanza para los niños cardiópatas, y es allí donde estaremos los cardiólogos pediatras dando lo mejor de nosotros para que estos pequeños puedan crecer lo más sanos posible o utilizar todas sus capacidades en el desarrollo de su vida cotidiana”.
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