La reina Isabel II de Inglaterra ha muerto a los 96 años en el castillo de Balmoral (Escocia), según ha confirmado la cuenta oficial de la familia real británica en la red social Twitter, y será el príncipe de Gales, quien en noviembre cumplirá 74 años, el siguiente en la línea de sucesión al trono británico.

 Su nombre ha estado envuelto en escándalos, críticas y, cabe decir, no se prevé sea el monarca más apreciado; sin embargo, ha luchado para ganar la aceptación de los británicos, a pesar del acoso de la prensa sensacionalista.

 Controvertido y cercano, una extraña combinación para un príncipe, cuya coronación ahora es oficial.

 Medios especializados estiman que deberá esperar un tiempo para ver formalizado su ascenso al trono; no obstante, llegado el momento tendrá que elegir el nombre con el cual desee reinar, en una situación muy similar a la cual la propia Isabel II se tuvo que enfrentar.

 Y es que la llegada al trono de Carlos se contextualiza también en un período de finales y comienzos, con el reciente nombramiento de la primera ministra Elizabeth Truss y la despedida de Boris Johnson, así como en un tiempo de dolor y pérdida nacional.

 El Príncipe, ahora Rey, ha trabajado con tesón por convertirse en el nuevo pilar de la Monarquía británica para el siglo XXI, no obstante, resultará todo un reto en los tiempos que corren… y algunos dudan de su capacidad para sostenerlo.

 Príncipe de Gales

 Nacido en Londres, el 14 de noviembre de 1948, su Majestad Carlos es el hijo mayor de la difunta reina Isabel II del Reino Unido y de su esposo el príncipe Felipe de Edimburgo, así como el primer nieto de los antiguos reyes Jorge VI e Isabel.  

 Es el heredero de mayor duración en la historia de la monarquía británica, tras siete décadas, superando a su tatarabuelo Eduardo VII, quien asumió el trono con 64 años de edad.

 Fue nombrado Príncipe de Gales en 1958, sin embargo, sería en 1969 cuando se lleve a cabo su investidura en una ceremonia celebrada en el Castillo de Caernarfon.

 Intelectual, amante del saber y del arte en todas sus facetas, se graduó con un título en artes en el Trinity College, y luego sirvió en la Marina Real británica entre 1971 y 1976.

 Le gusta jugar al polo, esquiar, pescar, cazar, y entre sus mayores aficiones se incluyen la jardinería, pintura y escritura.

 De niño, incluso, actuó en producciones escolares, cantó en el coro de su colegio, tocó la trompeta, el violonchelo y la guitarra eléctrica.

 Durante su edad adulta demostró un particular interés en la arquitectura y sus efectos en el medio ambiente (es portavoz de la denominada «arquitectura social»), la historia y la tradición británica, la agricultura, la medicina alternativa y las distintas religiones.

 Pero lo que más ha caracterizado al Príncipe ha sido su vida sentimental: todo el despliegue de actividad pública que ha realizado no pudo acallar la fuerza con la cual su privacidad se ha visto aireada desde su boda, el 27 de julio de 1981, con lady Diana Spencer.

 En su juventud se vinculó emocionalmente con varias mujeres, no obstante, la que marcó su historia personal y la de la monarquía británica ha sido -es y será- Lady Di.

 Matrimonios

 El 29 de julio de 1981 Carlos contrajo matrimonio con la aristócrata Lady Diana Spencer, hija del conde de Spencer, en la catedral de San Pablo de Londres. Los medios británicos reseñaron la historia de «amor» como digna de un cuento de hadas.

 El matrimonio, en efecto, se mostró «feliz» durante una década; tuvieron dos hijos, Guillermo y Harry; sin embargo, el peso de la Monarquía, lo que representaba Lady Di para el mundo y su infidelidad con Camilla Parker Bowles, generó una situación insostenible.

 Pronto, para la opinión pública, Lady Di pasó a ser una solitaria y rebelde, mientras el príncipe de Gales fue considerado un ser aburrido, sujeto a las rígidas costumbres monárquicas.

 Es así, como para el 9 de diciembre de 1992, el Primer Ministro anunció oficialmente la separación de Carlos y Diana; cuatro años más tarde se selló de manera oficial con su divorcio.

Diana de Gales fallecería en un accidente de tráfico en París, cinco años después. El papel de padre solitario adquirido le dio popularidad, misma que había perdido con el inicio de su crisis matrimonial.

 A la muerte de su ex esposa, el príncipe y Camila (su amante) consolidaron una relación de forma pública y oficial, tras una larga y elaborada campaña del palacio. Pero sería ocho años después, en 2005, cuando contrajo matrimonio, él tenía 56 años y ella 57, en una ceremonia civil privada.

 Dada la atmósfera social de la época y su futuro papel como gobernador de la Iglesia Anglicana, su enlace con Camila pudo haber ocasionado que saliera de la línea sucesoria, ya que no se permitía a miembros de la realeza casarse con personas divorciadas.

 Tal situación no ocurrió, aunque tuvieron que hacer frente a los simpatizantes de su primera esposa, la difunta princesa Diana.

 Deceso

 La muerte de la reina Isabel II podría traerle problemas a la monarquía, quienes aman a Isabel II no necesariamente aprecian a Carlos, en especial porque hoy no son pocos los que cuestionan si Inglaterra debe seguir siendo una monarquía, institución catalogada como «antidemocrática» y costosa.

 Además, Carlos es un nombre de mal agüero en la tradición británica, según reseñó Thiago Ferrer para El País, Carlos I fue ejecutado, mientras que Carlos II se convirtió en secreto al catolicismo, «así que no se descarta que el futuro rey elija otro».

 Los ingleses verán a Carlos convertido en Rey de Inglaterra, sin duda alguna, no obstante, una mayoría ponen en entredicho su futuro, lo consideran una «transición» para el arribo al trono de Guillermo V, su hijo.

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