El lento recuento de las elecciones irlandesas del viernes prevé adjudicar este lunes los últimos escaños al Dáil (cámara baja), en el que los dos grandes partidos buscarán una mayoría para reeditar la coalición de centroderecha, tras cerrar el paso al izquierdista Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA.
Cuando se habían asignado hoy 162 de los 174 asientos, el centrista Fianna Fáil de Micheál Martin sumaba 43 diputados, por los 36 que compartían el democristiano Fine Gael del primer ministro, Simon Harris, y los republicanos de Mary Lou McDonald, líder de la oposición.
Las primeras proyecciones ya apuntaron el sábado a que Martin ganaría estas elecciones, lo que confirmó el recuento final de primeras preferencias de voto, que le otorgó el 21,86 %, frente al 20,80 % de los democristianos y el 19,01 % del Sinn Féin.
A partir del traspaso de sufragios entre partidos que permite el complejo sistema electoral irlandés, el Fianna Fáil y el Fine Gael podrían acercase mucho a los 88 escaños que dan la mayoría, si bien lo más probable es que deberán buscar apoyo en formaciones minoritarias o independientes.
Así lo hicieron centristas y democristianos para formar en 2020 un Ejecutivo de coalición con los verdes, hundidos en estos comicios en los que el Partido Laborista y los Socialdemócratas aparecen ahora como posibles socios.
Por su parte, McDonald, superará los 37 que obtuvo hace cuatro años, cuando fue el partido más votado pero se quedó a un escaño de Martin y no pudo formar gobierno ante la falta de apoyos en el espacio progresista, la misma coyuntura en la que se encuentra ahora.
Único jefe
La atención de los dos grandes partidos también está centrada en su diferencia final de escaños, ya que si ésta es significativa, Martin podría postularse como único jefe de gobierno en el futuro Ejecutivo de coalición.
Desde algunos sectores del FG ya se ha advertido de que esa será una «condición muy difícil» de asumir para su partido.
Fianna Fáil y Fine Gael rotaron el puesto de ‘taoiseach’ (primer ministro) en la pasada legislatura, con Martin al frente en la primera mitad del mandato y Leo Varadkar en la segunda, hasta que dimitió el pasado abril para dar paso a Harris.
Su popularidad se disparó tras convertirse en el primer ministro más joven de Irlanda, lo que le llevó a convocar estas elecciones anticipadamente, pero una serie de traspiés durante la campaña le sitúan ahora como el peor valorado de los tres líderes.
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