Lima.- Provistos de pétalos, maíz, hojas de coca y símbolos de la naturaleza, un grupo de chamanes peruanos se congregó este martes en la histórica plaza limeña de San Martín para dejar definitivamente atrás el traumático y pandémico 2020 e invocar a la tranquilidad y «buena salud para todo el mundo» para el próximo año.

Descalzos para «tener una conexión directa» con la tierra, los curanderos auguraron en su ritual «mucha tranquilidad a la humanidad» y «muchos cambios buenos» para 2021, según explicó a Efe el maestro Jairo Osco, de 35 años, presidente de la Asociación de Chamanes del Perú.

Este tipo de rituales y ceremonias, como los llamados baños de florecimiento, son una tradición de la cultura andina especialmente demandada y practicada en estas fechas para eliminar lo negativo que invade a la persona y quedar limpio para adentrarse en una nueva etapa, en este caso para el 2021.

Para entrar con buen pie en el año nuevo, las ofrendas pidieron «salud y bienestar», además de «una vacuna» que permita detener «esta segunda ola de la pandemia».

Así lo detalló a Efe la chamán Ana María Simeón, quien aseveró que durante este 2020, que ha sido «el peor año» a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, los curanderos se vieron «obligados» a reunirse una vez por semana, con una periodicidad mayor a los rituales que habitualmente se celebraban de forma trimestral.

FLORECIMIENTO PARA BIDEN, CASTIGO PARA MADURO

Durante la ofrenda, los chamanes colocaron retratos de presidentes como el peruano Francisco Sagasti, el chileno Sebastián Piñera, el argentino Alberto Fernández y el mexicano Manuel López Obrador, además de fotografías del expresidente estadounidense Donald Trump y de la líder del partido peruano Fuerza Popular, Keiko Fujimori.

Ocuparon especial atención las imágenes del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, aunque ambos recibieron un trato bien diferente por parte de los maestros chamanes.

«Joe Biden, como bien lo vaticiné que iba a ganar, lo estamos floreciendo para que tenga un buen gobierno», porque sus decisiones «van a ser cruciales», pues «estamos pidiéndole que se tranquilice, que no tome la política como algo de soberbia», dijo Osco.

La ceremonia, sin embargo, tomó un rumbo más agresivo con la figura de Nicolás Maduro, cuya fotografía fue pisoteada y azotada con golpes de espada por estar «atentando contra la tranquilidad, la salud física y espiritual de los hermanos venezolanos».

«A Maduro se le ha castigado, se le ha machacado porque es una persona que tiene el corazón muy oscuro», completó Simeón, cuyo país ha sido uno de los principales receptores de los cerca de cinco millones de venezolanos que ACNUR estima que han abandonado Venezuela en los últimos años por la crisis económica del país.

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