La eventual “licencia específica” que permitiría a Chevron reanudar una actividad más regular en Venezuela, en alianza con PDVSA, implica que la empresa estadounidense pagará a la administración de Nicolás Maduro con barriles de petróleo en lugar de efectivo, un cambio que podría dar a Caracas cierta flexibilidad para comercializar sus recursos pese a las sanciones internacionales vigentes.
De acuerdo con fuentes citadas por El Nuevo Herald de Miami afirman que una diferencia clave entre una licencia específica y una general es que los detalles de la primera pueden mantenerse en privado, mientras que en la segunda las condiciones deben hacerse públicas, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EEUU.
“Optaron por hacerla una licencia específica en vez de una general, como la última vez”, dijo una fuente al tanto de las conversaciones “Ayer -23 de julio- se realizaron negociaciones en Caracas para discutir algunos cambios en el contrato con PDVSA”.
Consultado sobre la nueva licencia, el Departamento de Estado señaló que se emitió únicamente para fines de mantenimiento por parte de Chevron y para crear las condiciones necesarias para que el Gobierno de Venezuela pague la enorme deuda que mantiene con la empresa petrolera con sede en Texas, e insistió en que no busca ofrecer alivio financiero alguno a Maduro.
“Aunque no podemos comentar sobre licencias específicas, el gobierno de Estados Unidos no permitirá que el régimen de Maduro se beneficie de la venta de petróleo” dijo el Departamento de Estado al Miami Herald en un correo electrónico.
Sin embargo, expertos señalaron que es difícil imaginar que el Gobierno venezolano no se beneficie financieramente bajo este nuevo acuerdo.
La deuda de Venezuela con Chevron se estimaba en 3.000 millones de dólares antes de que se redujera tras la decisión del gobierno del expresidente Joseph Biden de conceder a la empresa texana una licencia para operar en el país sudamericano.
Esa licencia fue revocada por la administración Trump a principios de este año, en una medida que entró en vigor en mayo y que afectó significativamente las finanzas públicas de Venezuela. Chevron era responsable de aproximadamente una cuarta parte de la producción petrolera de Venezuela.
Estimaciones de analistas de la industria antes de la suspensión de licencias sugerían que las compañías extranjeras proporcionaban al gobierno de Maduro un promedio de entre 700 y 800 millones de dólares mensuales.
Negociaciones para restablecer presencia diplomática
Aunque la política oficial de Estados Unidos sigue exigiendo reformas democráticas en Venezuela, la reautorización discreta de las operaciones de Chevron indica un enfoque más pragmático en sus relaciones con Caracas.
Fuentes afirman que funcionarios estadounidenses han participado en negociaciones directas con figuras venezolanas de alto nivel, incluido el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez.
Se informa que los canales de comunicación paralelos siguen activos, con la participación de diplomáticos estadounidenses radicados en Bogotá y altos funcionarios venezolanos.
Estas conversaciones han incluido propuestas para restablecer la presencia diplomática mediante la reapertura de embajadas en Washington y Caracas, aunque no se han hecho anuncios oficiales.
El cambio de política también refleja dinámicas cambiantes dentro de la administración Trump. El secretario de Estado Marco Rubio, un crítico de larga data de Maduro, ahora parece desempeñar un papel central en la definición de la estrategia de Estados Unidos hacia Venezuela, mientras que el ex enviado especial Richard Grenell podría haber quedado en un segundo plano.
Observadores de la industria señalan que, a pesar de los esfuerzos por mantener la nueva licencia en secreto, la divulgación pública puede ser inevitable una vez que el petróleo de Chevron comience a regresar a las refinerías de la Costa del Golfo.
“No podrán mantenerlo oculto por mucho tiempo,” dijo la fuente. “Eventualmente, el petróleo buscará pasar por el Golfo hacia las refinerías en EEUU”.
Según la nota del Herald, «la reanudación de las operaciones de Chevron marca un posible punto de inflexión significativo en las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela —uno que podría reconfigurar las dinámicas diplomáticas, económicas y políticas en la región».
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