Pekín.- Las autoridades de la ciudad nororiental china de Dalian han cerrado los mercados de marisco y suspendido algunos servicios de metro después de que se detectasen al menos tres casos de COVID-19, informa hoy la prensa oficial.
Según el rotativo estatal Global Times, el primero de los contagios, detectado este miércoles, es un empleado de 58 años que comenzó a mostrar síntomas el pasado 16 de julio, y del que se apunta que trabaja en una planta de procesado de marisco de la compañía Dalian Kaiyang.
A poco más de tres kilómetros de esa fábrica se encuentra el mercado de Liaoyu, que ha sido cerrado y cuyos vendedores -cuenta con unos 1.000 puestos repartidos en 12.000 metros cuadrados- han sido todos sometidos a pruebas del coronavirus.
El primer brote conocido a nivel mundial de la COVID-19, el de Wuhan, también comenzó a finales de diciembre en un mercado de pescado y marisco de la ciudad, aunque posteriormente se informó de que en él no solo se vendían esos productos sino que también se podían consumir animales exóticos ilegales.
Asimismo, se cerró temporalmente la parada de Dalian Bay en la línea 3 del metro local, que el hombre usaba a diario para viajar desde su casa al trabajo.
No obstante, las autoridades todavía no han confirmado si el paciente se contagió a través de los productos que manipulaba en la cadena de frío.
La agencia oficial Xinhua informó hoy de otros dos nuevos casos confirmados este jueves, a los que se suman doce asintomáticos -que China no incluye en el balance de contagios-, por lo que se ha iniciado una investigación sobre los contactos cercanos del primer infectado.
Dalian, situada en la provincia de Liaoning, es una ciudad costera de unos 6 millones de habitantes cuya economía está vinculada a la pesca y al marisco.
Precisamente Dalian era una de las dos sedes «seguras» donde se iba a retomar, a partir de este sábado, la Superliga china de fútbol, y la prensa oficial ya informa de «medidas más estrictas» al respecto a pesar de que todos los jugadores y técnicos debían mantenerse durante las semanas de la competición bajo un confinamiento estricto.
La información apunta que en esta urbe se detectaron el pasado 3 de julio trazas de coronavirus en la pared interior de un contenedor y en muestras de empaquetado exterior de camarón congelado que había sido importada desde Ecuador, tras lo que se suspendió temporalmente la entrada en el país de gambas procedentes de tres empresas ecuatorianas.
En declaraciones a Efe a mediados de este mes, el embajador de Ecuador en China, Carlos Larrea, mostró su confianza en que el problema se solucionase “a corto plazo” e indicó que su país se había comprometido a “hacer los correctivos que requiera China” para retomar esas importaciones, aunque subrayó que “el camarón ecuatoriano está libre de COVID-19”.
Las autoridades aduaneras chinas están inspeccionando los productos de cadena de frío importados desde otros países para evitar que se propague así la enfermedad, aunque según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no hay pruebas de que la COVID-19 se contagie a través de alimentos o de sus envases.
“Los coronavirus no pueden multiplicarse en los alimentos, pues necesitan un huésped animal o humano para multiplicarse y sobrevivir”, apunta la OMS.
En uno de los últimos rebrotes registrados en el país asiático, el de Pekín -ya aparentemente bajo control-, se encontraron coronavirus en una tabla en la que se cortó salmón en un mercado mayorista.
Tras prohibir brevemente su producción, las autoridades pequinesas reconocieron que no había pruebas de que el salmón hubiera sido el culpable del rebrote y volvieron a permitir su venta.
EFE
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