EFE
Bruselas.- El gerente de Colombia de la frontera con Venezuela, Felipe Muñoz, pidió este jueves a la Unión Europea (UE) y los demás socios internacionales apoyo «a largo plazo» para que el país pueda dar respuesta a la crisis de los migrantes venezolanos, que ha adquirido unas «proporciones épicas».
«Esto realmente llegó para quedarse», dijo Muñoz a un grupo reducido de medios en Bruselas, donde explicó que Colombia ha absorbido a 1,3 millones de venezolanos de los 4 que se calcula que han abandonado su país a causa de la crisis económica y política, de los cuales un 60 % ha sido regularizado.
A esa cifra se añade el desafío de gestionar a los 800.000 venezolanos que cruzaron Colombia el pasado año en su camino hacia otros países de América Latina o la inmigración pendular que mueve diariamente a miles de personas entre los dos países, indicó.
Muñoz participó hasta hoy en un seminario organizado por el Servicio Europeo de Acción Exterior sobre gestión migratoria, con especial atención al caso venezolano, en el que participó una decena de países latinoamericanos, y mañana tiene previsto reunirse con el comisario europeo de Desarrollo y Cooperación Internacional, Neven Mimica.
En un momento en que Colombia afronta «muchas necesidades» por el proceso de implementación de los acuerdos de paz con la antigua guerrilla de las FARC, Muñoz aseguró que su país «busca los recursos» para atender adecuadamente a los migrantes.
Aunque «mañana hubiera un cambio en Venezuela», la mayoría de las personas que han salido del país no tendría adonde volver por no haber «ninguna infraestructura, ni educativa, ni social, ni de salud», comentó.
«Colombia -indicó- no está viendo esto solamente como una emergencia, sino como un reto fundamental para su desarrollo en los próximos años. No solo buscamos medidas de emergencia, sino que necesitamos cooperación a largo plazo de los donantes internacionales».
La crisis migratoria venezolana, a su juicio, puede poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de su país y acarrear «otras serias circunstancias de seguridad muy críticas», con dimensión de «amenaza regional».
Ante esa situación, Muñoz dejó claro que Colombia «no va a cerrar las puertas a los venezolanos» y añadió que quiere convertir este desafío «en una oportunidad».
Dijo que están «trabajando en algunos fondos y recursos que puedan estar disponibles en este momento, pero seguramente también esto tenga una perspectiva a mediano plazo», que puedan abordar las próximas autoridades de la UE cuando se renueve su cúpula el próximo otoño.
Asimismo, Muñoz puntualizó que la asistencia internacional sigue mayoritariamente estancada en la frontera con Venezuela y, pese al anuncio reciente de que reabría los pasos fronterizos «no hay paso de vehículos ni de ayuda humanitaria».
Aseguró que Colombia continúa tratando de asimilar a la población que llega desde Venezuela y, aunque actualmente sólo un 33 % permanece en localidades fronterizas y un 67 % es derivado a otras ciudades del país, se ha instalado en Maicao, en la Guajira, un «campamento transitorio para los más vulnerables», especialmente mujeres y niños, donde son estabilizados.
«Han nacido 20.000 niños de madres venezolanas en los dos últimos años y medio», afirmó, a los que se les inscribe en el registro civil y se vincula al sistema de salud, aunque no se les puede dar la nacionalidad colombiana.
«Estamos encontrando el mecanismo jurídico. Creo que a más tardar antes de que termine este mes se va hacer el anuncio» para dar garantías sobre el estatus de estos niños, indicó Muñoz, quien lamentó la «violación sistemática del proceso de identificación» por parte de Venezuela de sus ciudadanos.
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