La ONG de Venezuela Provea pidió este sábado a los candidatos presidenciales que consideren la «grave crisis de todo el sistema educativo» del país, que -dijo- se ha evidenciado en una «mayor deserción escolar» y «peores condiciones laborales para los educadores».
A través de una nota, Provea recordó que, entre enero y agosto de 2017, las cifras oficiales reconocían una «disminución de la matrícula» en educación inicial y primaria en 251.180 estudiantes, pero en los años siguientes el Gobierno decidió «emitir cifras engañosas».
La organización recordó que en 2020, en plena pandemia por covid-19, el Gobierno señaló que la matrícula en educación básica alcanzó los 8.763.066 de estudiantes, un aumento de 690.677 alumnos en un solo lapso escolar.
A nivel universitario, continuó Provea, el Gobierno informó que la matrícula ascendió a 3.145.869 estudiantes, un aumento de 316.349 estudiantes en un año.
«Estas cifras se difundían cuando, en paralelo, los gremios de la educación alertaban de una reducción significativa de docentes como consecuencia de la migración forzada y las renuncias para dedicarse a otras labores debido a los bajos salarios», mencionó la organización.
Otras actividades
Entre 2018 y 2021, más de 166.000 maestros «abandonaron su profesión para dedicarse a otras actividades», aunque sindicatos del gremio elevan la cifra a 200.000, refirió Provea a partir de estimaciones y estudios independientes como el Proyecto HumVenezuela, que calcula que el «79,3 % de las escuelas registra déficit de docentes».
Ante esta situación, la ONG instó al Estado a «presentar cuentas públicas sobre las políticas educativas», recuperar el valor de los salarios del gremio de educación y «diseñar e implantar sistemas de medición de la calidad de la enseñanza» para identificar las «fallas» en el sistema público y «adoptar los correctivos pertinentes».
Además, recomendó retomar políticas activas para disminuir «las barreras económicas para el acceso a la educación mediante la dotación de uniformes y útiles», así como «la masificación del Programa de Alimentación Escolar o los comedores universitarios».
Según explicó a EFE la maestra Luisa Pernalete, ante la crisis educativa, las escuelas públicas han implementado el llamado «horario mosaico», que consiste en la asistencia a clase entre «dos y tres días» a la semana, para que los maestros puedan dedicar las demás jornadas a otros trabajos que proporcionen un salario suficiente para vivir.
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