EFE
Jartum.- Gran parte de los comercios de Jartum cerraron hoy sus puertas en el primer día de la huelga general de dos días convocada por la oposición para presionar a la junta militar que gobierna Sudán para que entregue el poder a los civiles.
La huelga ha afectado también a los servicios bancarios, médicos y al transporte, con conexiones aéreas y terrestres interrumpidas, según informaron fuentes sindicales y de las Fuerzas de Libertad y el Cambio, plataforma opositora que ha convocado la protesta.
Muchas empresas privadas y entes gubernamentales han suspendido el trabajo hoy y sus funcionarios se concentraron en la calle, a las puertas de los edificios de oficinas en los que trabajan llevando carteles con sus demandas políticas y económicas.
Decenas de ciudadanos se agruparon en frente de las sucursales de los bancos para sacar dinero pero no lograron a causa de la huelga, según constató Efe.
Esam al Yalili, un portavoz del Comité Central de Médicos, uno de los organismos que se adhirieron al paro, aseguró que el seguimiento en los hospitales es de «más del 90 %», sin tener en cuenta los servicios de urgencias.
La estación de autobuses de Jartum está prácticamente parada y solo 90 de los 500 vehículos que tenían previsto circular lo han hecho, aseveró a Efe un miembro de la Cámara de Transporte Terrestre, Osman al Dardiri.
En las calles de Jartum, decenas de ciudadanos ondeaban carteles y banderas para animar los taxistas a sumarse a la huelga.
La oposición convocó la huelga de 48 horas para presionar a los militares, que gobiernan Sudán desde que derrocaron a Omar al Bashir el 11 de abril, para que entreguen el poder a una autoridad civil.
Decenas de asociaciones y agrupaciones de profesionales, trabajadores y estudiantes han ido anunciando en los últimos días su adhesión a la medida de presión.
La convocatoria de la huelga ha sido rechazada por la junta militar, así como por algunas instituciones gubernamentales.
El consejo militar admitió ayer que el diálogo entre las partes para llegar al acuerdo final sobre el Gobierno transitorio avanza con lentitud.
Las partes se han puesto de acuerdo en que un Consejo Soberano formado por civiles y militares dirija el país durante los próximos tres años. Sin embargo, siguen sin consensuar la proporción de militares y civiles que deben integrar ese órgano.
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