Miami.- La temporada de huracanes en el Atlántico comenzó oficialmente con el COVID-19 como agravante y muchas probabilidades de formación de una tormenta tropical en el Golfo de México en 48 horas, lo que solo es el inicio de seis meses de inquietud para millones de personas.
La temporada, que según todos los pronósticos va a ser más activa de lo normal, se adelantó este año con las tormentas tropicales Arthur y Bertha, formadas en mayo, a las que en los próximos dos días se puede sumar Cristóbal.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), hay un 90 % de probabilidades de que un sistema de bajas presiones derivado de la tormenta tropical Amanda del Pacífico se convierta en el Golfo de México en la tercera tormenta tropical de 2020, que de acuerdo con la lista llevará un nombre en español: Cristóbal.
Y de esos huracanes de 3 a 6 podrían llegar a ser mayores, es decir con vientos máximos sostenidos de 178 km/h o más.
Habla el CNH
Tony Reynes, meteorólogo del CNH, dijo este lunes a Efe que con el COVID-19 todo es más lento y no se pueden dejar los preparativos hasta cuando se emitan avisos de tormentas.
«La lección más importante que nos ha dejado el COVID-19 estos meses es no esperar a lo último. Ahora es el momento de prepararse. Haga su plan de contingencia», enfatizó Reynes.
El experto señaló que esta temporada atlántica trae muchos retos para las autoridades de EE.UU., que deberán modificar sus planes de contingencia especialmente en lo que se refiere a las evacuaciones y refugios.
Sobre las tormentas tempraneras, Reynes explicó que en los últimos dos a tres años ha habido «una actividad un poco más alta en términos de ciclones antes de la temporada oficial».
Sin embargo, aclaró que estos fenómenos no son «ciento por ciento tropicales», sino más bien híbridos, es decir, una combinación de condiciones tropicales e invernales sin la fuerza de los de la temporada oficial, que termina el 30 de noviembre.
Caribe, la ruta de los huracanes
La temporada en la cuenca atlántica, en que según los pronósticos pueden caber hasta tres ciclones importantes, amenaza especialmente porciones de México y Estados Unidos, pero una de las áreas más golpeadas es siempre el Caribe, señaló Reynes.
«Las Antillas Mayores, las Antillas Menores y la Islas Vírgenes se encuentran en la ruta más utilizada por los huracanes, especialmente durante los meses de agosto, septiembre y octubre», indicó.
Eso se debe a muchos factores, pero principalmente, a la intensificación de un sistema de altas presiones en el Atlántico Central, a la altura de la isla de Bermuda, que «bloquea el paso de los huracanes hacia el norte y no les queda otro remedio que pasar por el Caribe».
En Puerto Rico, donde aún queda mucha infraestructura por reparar dañada tras el huracán María de 2017, el Gobierno continúa sin un plan de emergencias para afrontar la nueva temporada.
En esta isla, como en todo el Caribe, buscan reforzar el distanciamiento social e higiene, que será más difícil de controlar en refugios en caso de evacuaciones.
En las Bahamas, donde el huracán Dorián arrasó en septiembre pasado las islas Ábaco, en el noroeste del archipiélago, el gobierno trabaja en el relanzamiento de un comité intergubernamental de crisis y la actualización del plan nacional de huracanes.
Mientras, las Islas Vírgenes Británicas han activado desde marzo un equipo de crisis de emergencia que ha tomado como medida más importante la compra de teléfonos satelitales para las islas principales.
Entre tanto, República Dominicana avanza en un protocolo para determinar, entre otros, el manejo de albergues durante la pandemia, según explicó Gloria Ceballos, directora de la Oficina Nacional de Meteorología.
Cuba, por su parte, tuvo que cancelar el simulacro «Ejercicio Meteoro» debido a la pandemia y se prepara con la limpieza de drenajes y pozos y la poda y tala de árboles.
La isla busca además evitar «que se junten dos pandemias», ya que las lluvias que caracterizan la temporada de huracanes ayudan a la proliferación del mosquito Aedes aegypti, vector de transmisión del dengue y el zika, entre otras enfermedades.
Sureste de EE.UU. y el miedo a los refugios
En Estados Unidos, los huracanes del Atlántico golpean especialmente al sureste del país.
En Florida, uno de los estados más vulnerables, el 42 % considera que este año es menos probable que evacúen sus hogares debido a la pandemia y el 29 % dice que no lo hará si le piden que deje su casa, según un sondeo divulgado por la Asociación Automovilística Estadounidense (AAA).
Además, el 31 % se mostró más preocupado que el año pasado por los huracanes, pues el COVID-19, que ha ocasionado la muerte de 2.460 personas en el estado y contagiado a cerca de 57.000, sigue presente.
El 81 % de aquellos dispuestos a evacuar lo harán si el fenómeno es de categoría 2 o superior, detalló AAA, que recomendó que el plan de evacuación incluya «varios destinos» en caso de que un refugio u hotel esté cerrado debido a la pandemia.
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