Ciudad Guayana.- Privarse de ciertos gustos y hasta algunas comodidades es poco lo que han tenido que hacer los jubilados en Ciudad Guayana para afrontar la crisis económica, que se vive en Venezuela.
Entrar en crisis porque no pueden costear sus medicinas es la peor parte, es lo que más afecta su estado de ánimo.
Además de sentirse mal alimentados porque el sueldo es pulverizado por la inflación.
El sentir de muchos adultos mayores es que merecen vivir una vejez tranquila y sin ninguna privación, luego de entregar sus mejores años a una empresa y al país.
Lisnny Montaño, quien es jubilada de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) con 30 años de servicio, ella, lamenta que le depositen mensual Bs. 77 mil, no le pagan 15 ni último.
Aunado a eso argumenta que no gozan de HCM, servicios funerarios, es decir, ante una situación de emergencia están desprotegidos totalmente.
“No tenemos HCM, no tenemos Profamilia, no tenemos emergencia, en otras palabras estamos en el aire”, lamenta Montaño.
Cuenta que el pasado mes de mayo tuvo que ser sometida a una operación de emergencia y sus familiares tuvieron que buscar recursos para cubrir todos los gastos quirúrgicos.
Igualmente Yamiret Rodríguez, jubilada de CVG, califica la situación de los pensionados como una “odisea”.
“El día a día de nosotros es una odisea, porque abrimos los ojos y no sabemos cómo superar ese momento, por ejemplo, nuestras crisis de salud. Yo he tenido problemas hipertensivos y no se consiguen las medicinas, entonces tengo que acudir a los especuladores de los bachaqueros”.
Rodríguez manifiesta que su esposo es jubilado de CVG Ferrominera Orinoco (FMO) y también junto a ella padece de las mismas fallas en cuanto a sus beneficios laborales.
Ambos tienen que hacer sacrificios para librar la crisis económica, que afecta a la mayoría de los venezolanos, y en especial a los adultos mayores, que necesitan una dieta especial y muchos deben mantener tratamientos hipertensivos, entre otras patologías.
En el caso de la familia de Yamiret Rodríguez han tenido que vender algunos objetos para poder reparar otros.
Cuenta que además sus dos hijas han quedado sin educación porque no tienen para cubrir una educación privada, puesto que la pública no les garantiza los estudios.
“Una de mis hijas que acaba de salir bachillerato, quedó guindando porque no hay universidad pública, que le garantice educación. Mi segunda hija quedó sin cupo en el colegio público, porque no podemos pagar una matrícula de más de Bs. 400 mil, en un colegio privado, lo que devengamos no nos alcanza”, relata.
Agrega que CVG le cancela Bs. 57 mil más 40 de la pensión, una cantidad de dinero que no cubre los gastos básicos ni para un día.
Rodríguez recuerda que en el año 2012 todavía podía mantenerse con su pensión, “y me sobraba, porque me planificaba. Ahorita ni un kilo de queso se puede comprar”.
Es imposible que actualmente un ciudadano logre subsistir con un salario mínimo, la única forma de sobrevivir es a través de la ayuda de otros familiares, que emigraron o acudir a prestamistas, en muchos casos tener varios empleos.
“Estamos viviendo de personas, que nos ayudan, es decir, nos financian, le pagamos después. Es una situación que nos agobia, pensar en todo eso ocasiona que no logremos dormir, se nos dispara el estrés, tensión, es horrible”, dice Rodríguez.
Al tiempo señala, que lo que más le preocupa son sus hijos, los que aún tienen niños en edad escolar.
“Cuando se tiene hijos pequeños, son ellos son los que más nos mortifican. ¿Cómo hacemos para garantizarles a ellos su seguridad?, si le damos para la comida entonces no tienen para vestir”, enfatiza.
La mayor parte de los jubilados y pensionados pueden sentirse identificados con estas dos historias, porque es la misma situación para todos, de no poder cancelar todos los servicios a tiempo, medicinas y comida.
Y logran sobrellevar la situación gracias a la colaboración de sus allegados o familiares que tuvieron que emigrar.
Lisnny Montaño y Yamiret Rodríguez dicen que más tardan en cobrar la pensión que en gastarla. Fotos: Wilmer Barrero
Por Yessika Muñoz
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