El joven empresario Daniel Noboa amplió su ventaja sobre Luisa González al 40 % del escrutinio de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, al obtener el 52,71 % frente al 47,29 % de su rival.
Con una tercera parte de los votos contados, el candidato de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) obtuvo 2.190.248 votos, mientras que la candidata de Revolución Ciudadana, el movimiento político que lidera el expresidente Rafael Correa (2007-2017), sumó 1.964.656.
Los dos candidatos continúan siguiendo el avance del escrutinio en diferentes lugares, pues Noboa optó por seguirlo en una propiedad frente a la playa de la costera provincia de Santa Elena y González lo hace en un hotel de Quito junto a dirigentes del correísmo.
De seguir esta tendencia, Noboa se convertirá en el presidente electo más joven de la historia de Ecuador, con 35 años, y privará a González de ser la primera mujer ecuatoriana en ganar unas elecciones presidenciales.
En esta votación concurrieron el 88,33 % de los más de 13,4 millones de ecuatorianos que estaban convocados a las urnas para escoger al sucesor del actual presidente, el conservador Guillermo Lasso, y completar el periodo 2021-2025, que el gobernante no culminará al haber aplicado en mayo el mecanismo de la «muerte cruzada».
Con esa acción, Lasso optó por dejar el cargo antes de tiempo y forzar este proceso electoral extraordinario, al disolver la Asamblea Nacional (Parlamento), controlada por la oposición que lideraba el correísmo, cuando esta se aprestaba a votar su destitución como paso final de un juicio político donde se le acusaba de presunto peculado (malversación), cargo que él rechaza.
Así, el ganador de estos comicios dirigirá el Gobierno de Ecuador apenas unos 15 meses, pues se estima que asumirá el mando en diciembre y lo ostentará hasta mayo de 2025, con la posibilidad de reelegirse en los comicios de este año, donde se recuperará el calendario electoral ordinario del país.
Quien gane asumirá un país sumido en una profunda crisis de inseguridad y la ola de violencia del crimen organizado en la que se produjo el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, acribillado a la salida de un mitin a once días de la primera vuelta, celebrada el 20 de agosto.
A ello se suma una delicada situación económica, con un déficit creciente debido a los menores beneficios de la exportación de petróleo, uno de los principales pilares de la economía ecuatoriana.
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