Craig Counsell necesitaba añadir algo de poder a su alineación hace un par de años. El manager de los Cerveceros de Milwaukee decidió entonces recurrir a peloteros más corpulentos para conformar su infield de cuatro integrantes.

Así, sacrificó alcance a la defensiva a cambio de poder en el madero.

“Se combinaban para un peso de más de 1.000 libras (453 kilogramos)”, relató Counsell entre risas. “No creo que vuelvan a ver eso”.

A partir de la próxima temporada, será más difícil ocultar a un par de bateadores grandulones en el cuadro. Uno de los cambios más visibles en las reglas del béisbol para 2023 limitará los desplazamientos en el infield, que habían crecido exponencialmente y habían ocasionado en buena medida el descenso en los promedios de bateo a lo largo de las mayores.

Hay dos esperanzas: Una apunta a que lleguen más hits por parte de zurdos como Kyle Schwarber o Corey Seager, algunos de los bateadores afectados por los ajustes defensivos. Otra sugiere que se ostentarán mayores virtudes atléticas por parte de quienes jueguen a la defensiva en el cuadro interior.

“Estoy seguro de que a algunos chicos les gustará y a otros no”, dijo Dustin Pedroia, exintermedista de los Medias Rojas de Boston, galardonado cuatro veces con el Guante de Oro. “Hay que tener alcance ahora como infielder. Tienes que ser capaz de atrapar la pelota y tienes que ser rápido. Algunos chicos tendrán que ajustarse y otros lo harán mejor”.

Los bateadores en las mayores tuvieron un promedio de .243 la temporada anterior. Fue el más bajo desde 1968.

La nueva regla señala que los cuatro peloteros de cuadro deben tener ambos pies al menos en el límite exterior del cuadro. Dos de esos jugadores deben estar a cada costado de la intermedia cuando se haga un lanzamiento.

Asimismo, las Grandes Ligas ordenaron que la zona de tierra en el cuadro interior tenga dimensiones uniformes en los 30 parques. El borde de los jardines debe estar a 95 pies de la parte frontal de la goma en el montículo.

Unos cuantos bateadores, principalmente el astro de los Mets de Nueva York Jeff McNeill, se adaptaron para explotar los huecos dejados por los desplazamientos en el cuadro, mediante batazos que enviaban la pelota por los lugares que quedaban descubiertos.

La mayoría se apegó a sus estrategias de bateo fuerte, en parte porque los pitchers querían dificultar que la bola fuera conectada al jardín contrario –algo que causa dificultades incluso a los bateadores destacados de las mayores ante rectas de 98 mph, arriba y adentro.

Josh Rojas, bateador zurdo de Arizona, dijo que no le preocupaban mucho los cambios. Los considera apenas el capítulo más reciente en la batalla eterna entre pitcher y bateador, que se libra desde hace más de un siglo.

“Los huecos estarán en diferentes puntos”, opinó Rojas. “Mi meta como bateador es encontrarlos y usarlos a mi favor. Siempre habrá huecos, no es posible cubrir todo el terreno”.

Durante el receso entre campañas, los equipos hicieron numerosas preguntas a la oficina del comisionado, sobre formas de eludir las nuevas restricciones.

Morgan Sword, vicepresidente ejecutivo de las Grandes Ligas, dijo que los clubes hicieron principalmente tres preguntas:

–¿Puede un pelotero de cuadro ponerse en movimiento durante el pitcheo y correr hacia el otro lado del diamante, de modo que haya tres jugadores de un lado de la intermedia una vez que la pelota se pone en juego? La respuesta es no.

–¿Puede un pelotero de cuadro ponerse en movimiento durante el lanzamiento y correr hacia el césped del jardín de modo que esté en éste para cuando la pelota se ponga en juego? No.

–¿Pueden los equipos mover a los jardineros, colocando por ejemplo al guardabosque izquierdo del lado derecho, dejando su pradera descubierta? Sí.

Los umpires tendrán discrecionalidad para aplicar las reglas.

“Sabrán si un equipo trata de quebrantar el espíritu de una regla”, dijo Sword.

Las Grandes Ligas esperan que los límites en estos ajustes deriven en uno o dos hits más por noche. El impacto no sólo estaría en el bateo, sino en la velocidad y agilidad, que serían más importantes para los peloteros de cuadro a fin de cubrir más terreno a la defensiva.

“Esas son las exigencias. Hay que atrapar la pelota y también batear», indicó Torey Lovullo, manager de Arizona. “No sólo vamos a poner a alguien en un lugar, diciéndole, párate donde está esa equis. No creemos en eso. Tenemos a jugadores de posición con muchas virtudes atléticas”.

El límite en los desplazamientos se probó en las menores. Lovullo dijo que, luego de hablar con Shawn Roof, manager de la organización en Doble A, espera que el bateo mejore.

“Él dijo que esto marca la diferencia”, comentó Lovulo. “Hay más pelotas que se van de hit”.

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