Dunedin, Florida. Inclinado sobre la cuna del hospital, el venezolano Gleyber Torres no podía dejar de ver fascinado a su primer hijo, sintiendo el peso de ser padre por primera vez. Todavía faltaban horas para que se parara en la caja de bateo y se quedara mirando a un lanzadores de Grandes Ligas, una tarea que el infielder de los Yankees también se toma con cada vez más responsabilidad.

Torres y su esposa, Elizabeth, le dieron la bienvenida a su primer hijo esta semana, un niño al que llamaron Ethan. El orgulloso padre se puso los spikes y regresó al trabajo con dos hits y una carrera empujada en la derrota por 9-2 de los Yankees ante los Azulejos el martes, una historia que más allá del resultado final seguramente contará muchas veces en el futuro.

“Son muchos sentimientos. Siento como si mi vida cambiara”, dijo Torres. “Es un montón de motivación para mejorar”.

Acuerdo el martes

Aunque Torres y los Yankees llegaron el martes a un acuerdo de US$6.25 millones el martes, evitando ir a la audiencia de arbitraje, la mente del jugador del cuadro parecía estar en otro lado. Elizabeth dio a luz el domingo tras 24 horas de trabajos de parto y Torres pasó la noche en el hospital antes de regresar a casa el lunes, mientras su madre se iba a la clínica.

Pudo dormir esa noche, mandó algunas rectas hacia los callejones durante las prácticas de bateo el lunes y firmó autógrafos por la raya del jardín izquierdo, pero descubrió que sencillamente no había forma de apretar un botón y ponerse otra vez en modo de pelotero. Para el sexto inning, cuando Torres fue retirado en la segunda base intentando estirar un sencillo impulsor, se sintió aliviado de poder regresar a su casillero y poder contactar a su familia.

“Es difícil. Durante el juego, estaba preocupado por el bebé, si todo estaba bien”, confesó Torres, quien rápidamente supo que el ciclo comer-dormir-llorar-comer estaba bajo control. “No lo sé, es mi primer hijo. Realmente estoy muy feliz”.

Gleyber y su amplio currículo

Ésta es una temporada de nuevos comienzos para Torres, cuyo amplio currículo a nivel de Grandes Ligas siempre obliga a revisar dos veces en las páginas de referencias que aún lo tienen con apenas 25 años. Claro, Torres tiene bastante tiempo en el equipo para que eso sea verdad. Pero lo es. Todavía le queda mucho en el camino, a pesar de una mala temporada del 2021 en la que bateó .259/.331/.366 con mueve jonrones y 51 empujadas en 127 partidos, perdiendo su posición en el campo corto en septiembre.

Los Yankees, lógicamente, están ansiosos de ver otra vez aquella versión del Torres del 2019, aquel que conectó 38 jonrones y atormentó a los Orioles durante toda la campaña. Quizás los Yankees vuelvan a ver a ese Gleyber. Quizás la paternidad vuelva a abrir esa puerta.

 “Es un hombre joven. Con suerte todos vamos madurando y creciendo, no importa dónde estemos”, dijo el manager de los Yankees, Aaron Boone. “Es un muchacho joven que ya ha pasado por muchas cosas a nivel de Grandes Ligas. (Ha habido) un par de Juegos de Estrellas, ha tenido un montón de éxito, éxito en postemporada, y también ha pasado por sus malos momentos y enfrentado la adversidad”

Aprender de esas cosas

“La clave aquí es poner las cosas en el contexto de un jugador de béisbol, aprender de esas cosas e ir creciendo a partir de ahí. Si quieres ser grande en este juego, tienes que aprender a manejar la adversidad en el camino. Convertirte en padre, ése es un momento monumental en tu vida. Es algo grandioso para él y Elizabeth”.

Torres recordó cómo uno de sus compañeros de equipo, el dominicano Miguel Andújar, solía hablar de sus malos días en el plato durante su primer año como padre, recordando que Andújar se refería a una tarde sin hits como una especie de versión de quitarle la comida de la boca a su bebé. No era más que un decir, probablemente repetido demasiadas veces, pero Torres ahora siente que entiende mejor a Andújar.

Lo que haga en el terreno está indisolublemente atado a proveer para su joven familia, especialmente Ethan, quien tiene una vida por delante, y lógicamente Torres afirma que su intención es triunfar en su trabajo. Como dice el mismo Gleyber, a cualquier jugador le gustaría dar 30 o 40 cuadrangulares, por supuesto que eso sería grandioso. Pero ahora mismo, su meta es ser consistente, convencido de que el resto de las cosas irán encajando en su lugar.

“Cuando vengo al estadio, trato de estar enfocado, separar esos momentos y simplemente poner atención por tres horas en el juego”, dijo Torres. “Simplemente estar atento”.

Redacción SNPD con información

de Las Mayores.com

 

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