Parte I
Puerto Ordaz.-Es una tragedia subir a un microbús y llegar a tiempo al trabajo, o a otro lugar de la ciudad.
Muchos no saben lo es que es ir colgado de una puerta, o estar por mucho tiempo apretado en el pasillo de estos vehículos de 32 puestos que prestan servicio público.
El viacrucis para una parte de los mortales comienza a las 5:30 de la mañana y para otra a las seis, tras caminar más de un kilómetro hasta las paradas. Después aguardar uno de los pocos autobuses que cubren la ruta desde la UD 338, hasta la Plaza del Hierro en Alta Vista.
La mayoría de los microbuses llegan hasta Sierra Parima, el resto se desplaza por la vía Caracas y Paseo Caroní.
Las rutas cortas cuestan 800 mil bolívares y las largas 1 millón 500 mil bolívares para ir amontonados.
El tiempo de espera varía, dependiendo el número de trasporte público que estén en la ruta, aunque puede tomar más de una hora subir a uno de estos vehículos.
Felices aquellos pasajeros que ya desde la UD 338 vienen sentados; otros colgando en el estribo del microbús.
Mientras el autobús rueda, el chofer sube a todo aquel que pueda entrar. El usuario en el interior, ni deseoso de colaborar para que otros pasen; el único que gana es el conductor.
Entre 100 y 150 millones de bolívares puede hacer un transportista en una vuelta de ida y regreso.
Al viacrucis se une la odisea por conseguir efectivo para el transporte público, ya los cajeros automáticos de los bancos no dispensan billetes.
Los mortales acuden a los compradores de dólares para obtener bolívares. Un dólar te lo pagan a precio de gallina flaca, para aquellos que ganan un salario mínimo no es rentable utilizar el transporte público.
Bladimir Martínez Ladera
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