Ciudad Guayana.- Alejandra Araujo ha convertido al dolor en su aliado. Con él, ha llegado por tres años consecutivos a la competencia de Crossfit más importante del país, directo al podio de los tres primeros lugares.
La joven de 25 años participó este 2022 en los FitGames, competencia que se llevó a cabo entre el 28 de abril y 1°de mayo en Maturín, estado Monagas. En la dura batalla que reúne a los mejores crossfiteros de Venezuela, Alejandra Araujo –de Ciudad Guayana- ocupó el primer lugar en categoría avanzado por equipo, junto a Albert Barrera, Jesús Lozada y Dayana Brito.
Un fin de semana de emociones y expectativas para quienes siguen y practican esta disciplina deportiva, pero para Alejandra Araujo significaba mucho más. Era el objetivo por el que había trabajado tanto desde que se bajó del tercer lugar en el año 2021, la clara demostración del trabajo duro y honesto, y la única forma de exponerle a la gente, y sobre todo a los organizadores de este evento, que ella sí puede con este reto y más.
A los 20 años le fue diagnosticado una anomalía cardíaca que le acelera el corazón a tal punto que deja de latir por minutos provocando en ella desmayos; Alejandra lo explica como una «excitación precoz». Un año antes de ese desfavorecedor diagnóstico, la joven se enfrenta, sin duda, a la más dura de sus batallas, la pérdida de su hija: Elisa Nahomi, con solo 6 meses y medio de gestación.
Ese dolor devastador que llegó a ella como un tsunami, generando conmoción, incredulidad y un estado de shock emocional lo aplacó en cierta medida con la llegada del Crossfit a su vida. Esta disciplina deportiva le ha valido hoy para convertirse en una de las atletas más importantes del país, representando con éxito y orgullo, el oriente de Venezuela.
Es así como Alejandra Araujo amalgama la pérdida irreparable de Elisa, a quien cada 3 de abril le dedica el «Wod Elizabeth», una rutina de Crossfit que incluye los movimientos «squat clean y ring dips». En honor a su pequeña, hizo una modificación en las repeticiones, según la cantidad de años de fallecida.
Es viernes 13 de mayo, Alejandra Araujo, como todos los días, está en el box practicando la programación que le corresponde. Silenciosa, concentrada en lo suyo, en hacer correctamente los movimientos para evitar lesiones, a veces grabándose para mostrar sus avances en redes sociales, donde mantiene una comunidad de más de 10 mil seguidores y otras tantas retándose con movimientos complejos, aunque para ella solo es cuestión de práctica. Allí, conversó con Nueva Prensa de Guayana.
-¿Cuál es el background deportivo de Alejandra Araujo antes del Crossfit?
-Desde los tres años hasta los 18 fui nadadora, luego me metí en el movimiento runner, tuve un año de triatlón y terminé en el Crossfit. Supongo que el cardio de las disciplinas anteriores me ha favorecido mucho, porque lo difícil del Crossfit es el peso, pero en cardio vamos bien.
-¿Cómo llegaste al Crossfit?
-Llegué a él porque perdí a mi hija y con la depresión no quise quedarme en casa, así que necesitaba buscar algo, un escape. Me habían dicho que el crossfit era durísimo, que eso era dolor tras dolor y dije: ¡Dios mío!, yo necesito otro tipo de dolor para poder sobrellevar la pérdida y terminé practicándolo.
-Efectivamente, fue un mes de dolor y mientras más creces es más dolor, porque es más peso…pero ese dolor lo sustituí por el dolor verdadero y hasta el sol de hoy sigo haciendo Crossfit.
-¿Cómo se convive con el dolor que genera la pérdida de un hijo?
-¡Wow! No te creas. A veces me entra mi etapa de depresión. A principios de abril hago mi ritual, dedicado a mi hija, me quito todos los aretes, ando sin accesorios, sin nada, y el día de su aniversario hago un «Eliza» por la cantidad de repeticiones que lleva fallecida. Ya son seis años, entonces este año me tocaron 6 squat clean y 60 dips; el año que viene serán 70 y así sucesivamente.
-¿Podrías describirnos cómo surge ese ritual?
-Mi hija murió el 3 de abril de 2016. Tenía 6 meses y medio de embarazo. Ella iba bien, yo llevaba un embarazo súper chévere cuando de repente la doctora me dice que algo raro está pasando, pero no me daba detalles de qué era. Me quedé sin líquido amniótico, no encontraban explicación, los médicos querían que el bebé saliera y en esos cuatro días me pidieron que me quitara todo, anillos, aretes, todo, esperaban que me dieran las contracciones, pero nada, hasta que me indujeron el parto. Mi hija nació viva, estuvo dos horas y media con vida, en el Uyapar faltaba oxígeno, no lo consiguieron a tiempo y murió.
-Entonces cuatro días antes del 1 de abril, me despierto y me quito todo, mis aretes, anillos…todo. Paso esos cuatro días así, sin nada. El día de su aniversario le enciendo una vela, le cuento todo lo que hice en el año, también lo que no hice, le hago un pequeño resumen de mi vida y le dedico el Wod Elizabeth. Ella se llamaba Elisa Nahomi, así que cuando vi que había un wod con ese nombre dije, esto es por ella.
-¿Cómo te ha ayudado el crossfit con la depresión?
-A pesar de que a veces me siento mal, yo sigo viniendo al gimnasio, sigo entrenando, porque esto es lo que conseguí para sobrellevar mi dolor, mi distracción, el no venir es peor, porque cuando te sientes mal es cuando le tienes que echar más ganas y cuando me pasa, vengo y le meto peso a la barra y aunque no pueda, me esmero por hacerlo.
-Luego de ocupar un primer lugar en 2019, ¿Cómo recibes el tercer lugar en el año 2021?
-Eso fue durísimo. De hecho, nunca pensé llegar a podio ese año. Honestamente me hubiese conformado con llegar entre las primeras cinco, porque viendo mis rivales sí estaba dura la cosa, pero fue una sorpresa cuando vi que iba de tercera, ahí dije: no me voy a quitar este podio y al final lo di todo, tanto así, que me desmayé por un minuto casi, tenía miedo, me estresé, lloré, pero mira…no me fue tan mal.
-Llega el 2022 y vuelves a competir en la misma categoría avanzado de 2021, pero ahora en equipo ¿Fue el desquite?
-No chamo, para nada. En el equipo teníamos tres años dándole. Nos metimos en escalado, llegamos de sexto lugar, luego pasó la pandemia. El año pasado quedamos de cuarto, otra vez me desmayé, pensábamos que íbamos de tercero, pero no; fue otra decepción. Este año fue más bien de resignación, si no ganábamos entonces buscaríamos la opción de separarnos, porque no podíamos seguir así. Pero fíjate, lo dimos todo, empezamos mal, horrible, y luego fuimos remontando hasta obtener el primer lugar.
-¿A estas alturas, y en el nivel que estás ahora, te sorprende llegar al podio?
-Claro, me sorprendo. La gente cree que uno está acostumbrada, pero no. Siempre voy a tener miedo. Me da mucho nervio hacerlo mal, porque no te creas, hay gente que desea que te vaya mal, y eso me da mucha rabia, que pierda y la gente empiece a hablar y dejen de valorar todo lo que he hecho y lo que he logrado, por una mala racha.
-¿Cómo es una semana de Alejandra Araujo, la atleta?
-Siempre igual. Gracias al cielo me despierto con el rico desayuno que me prepara mi suegra, con mucho amor y cariño, luego me tomo mi tratamiento para el corazón, vengo al box sobre las 8 de la mañana hasta las once, doce, una de la tarde, dependiendo qué tan largo sea la programación. Llego a mi casa, me baño y me acuesto, es para mí necesario hacer una siesta así sea de una o dos horas, luego me despierto, tomo mi batido de proteína y me preparo para dar clases. Tenemos un grupo pequeño en la urbanización Curagua y con ellos hacemos una programación sobre todo para bajar de peso que es el mayor interés.
-¿En esos momentos de dolor, tanto físico como emocional, prefieres para o continuar con el ejercicio?
-Continúo trabajando, siempre. Hace poco me entró una depresión fea. Por la condición de mi corazón la organización FitGames no me quería dejar participar este año, eso me pegó muy duro, porque yo no soy una persona que entrena por entrenar, o para verse bien, yo necesito un objetivo, una meta, una motivación, más allá de levantar peso y hacer los ejercicios.
-Cuando me dicen eso fue como si me estuviesen quitando lo que con tanto trabajo he logrado, pero me puse a entrenar, hice todos mis exámenes y los convencí, me dejaron participar con la advertencia de que, al primer desmayo me sacarían de la competencia y no participaría más.
-¿Qué le ocurre a tu corazón?
-Tengo una excitación precoz en el corazón, son como múltiples arritmias y cuando está muy agitado no encuentra cómo latir correctamente, se desespera tanto, que para. Y vuelve a latir, pero súper lento, por eso los desmayos.
-¿Cómo viviste entonces esta competencia? ¿Qué enseñanzas te dejó?
-Todos estaban pendiente. Cada vez que me tiraba al piso para descansar o respirar, se me acercaban para ver si estaba bien. Este año, el momento más conmovedor fue cuando abracé a uno de los organizadores y le pregunté que si podía seguir compitiendo, cuando me dijo ¡Sí! fue la emoción más grande.
-¿Cuáles son tus objetivos esta temporada?
-Ahorita vienen varias competencias, está Invictus, Zona Sur, tengo una competencia en Cúcuta, allí voy en categoría avanzado, los FitGames, tratando de estar en todo.
-¿Desde tu punto de vista, el auge del Crossfit en Venezuela, es solo una moda?
-Yo lo veo como lo que es, como un deporte. Pero aquí en Puerto Ordaz es una moda. Cuando visitas otros estados te das cuenta que hay nivel, pero aquí es moda, y es chimbo, porque las mujeres no se atreven, están pendiente de otras cosas.
En una sola palabra, define:
–Un héroe: Mi mamá
-Crossfit: escape
-Éxito: esfuerzo
-Valor: amor
-Burpees: divinos, los amo.
Para Alejandra Araujo la muerte de su hija ha supuesto una transformación profunda a todos los niveles. Aquella joven de 19 años que vivió esa experiencia tan dolorosa es hoy una mujer de 25, fuerte y aguerrida que día a día se levanta agradecida de tener el valor para enfrentar ese dolor, con el apoyo de los suyos y el coraje suficiente para arrancar el miedo y convertirlo en disciplina, en trabajo honesto y riguroso.
El dolor no la paralizó, ni la desestabilizó, más bien encontró en él esperanza, un aliado; un aliado que hoy la lleva de la mano, al podio de los ganadores.
Elías Rivas
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