Río de Janeiro, Brasil. La detención del alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, nueve días antes de terminar su mandato, abre otro capítulo de la ya larga novela de la corrupción en ese estado, cuyos últimos cinco gobernadores han pasado por la cárcel.
Crivella, quien debería ejercer como alcalde hasta el 1 de enero, fue detenido este martes en su propia casa por la Policía, que en la misma operación arrestó a otras seis personas, todas de su entorno íntimo y acusadas de corrupción por el Ministerio Público.
El alcalde, un prominente obispo evangelista que fracasó en su intento de reelección en los comicios de noviembre pasado, es un fuerte aliado del presidente Jair Bolsonaro en Río de Janeiro y uno de los líderes del partido Republicanos, al que pertenecen dos de los tres hijos del mandatario que actúan en política.
Tanto Bolsonaro como sus hijos, que iniciaron su vida política en Río de Janeiro, mantuvieron silencio sobre el arresto, que en el Gobierno sólo fue comentado por el vicepresidente, Hamilton Mourao, quien apenas dijo que es un «asunto judicial» ajeno al Ejecutivo.
La gestión de Crivella estuvo marcada por numerosas denuncias de irregularidades y polémicas sembradas por cómo mezcló la gestión pública y sus creencias religiosas, que le llevó a, por ejemplo, restarle recursos públicos al Carnaval, una fiesta «pagana» para el alcalde, pero que atrae millones para la economía carioca.
La Justicia sostiene que los supuestos fraudes que causaron su detención comenzaron ya en la campaña que le llevó al cargo en 2016, y habrían continuado una vez en el cargo.
Por esas mismas causas, Crivella llegó a sufrir dos pedidos de destitución promovidos por la oposición, pero frustrados por la base política «bolsonarista» en la Cámara Municipal.
El alcalde, que ha sido suspendido del cargo este mismo martes por la Justicia, ha negado cada una de las acusaciones.
«Luché contra la ilegalidad, recorté los recursos del Carnaval, fui quien más luchó contra la corrupción», dijo al llegar a la comisaría en que permanece detenido, donde anunció que su defensa intentará revertir su situación.
OTRA «ORGANIZACIÓN CRIMINAL» EN RÍO DE JANEIRO
La jueza Rosa Helena Macedo, que ordenó la detención de Crivella en forma preventiva, justificó la decisión en lo que consideró la existencia de una «organización criminal» dirigida por el alcalde.
Según la magistrada, no adoptar esa medida extrema podría haber supuesto «riesgos para el orden público» y permitido a los implicados «destruir pruebas» necesarias para el proceso.
Macedo aseguró que, por el material probatorio, está claro que «los delitos fueron cometidos de forma permanente durante los cuatro años de mandato» de Crivella y hasta fueron «planeados» durante su campaña electoral, en 2016.
La jueza añadió que hay «firmes elementos probatorios» de contratos fraudulentos firmados por la Alcaldía con diversas empresas desde que asumió el cargo.
El estado de Río de Janeiro, cuya capital homónima es una de las postales más conocidas de Brasil, ha sido epicentro de muchos de los más graves asuntos de corrupción registrados en el país durante las últimas dos décadas.
De hecho, los cinco gobernadores que Río de Janeiro ha tenido en lo que va de este siglo han estado o están en prisión, todos bajo el mismo cargo de integrar una «organización criminal».
Los asuntos han sido de los más variados e incluyen corrupción vinculada a la organización del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, pero también la compra de material médico para combatir la epidemia de la covid-19.
DEL PÚLPITO A LA POLÍTICA, PRIMERO CON LULA Y LUEGO CON BOLSONARO
Crivella es uno de los tantos obispos evangelistas que saltaron a la política, lo cual en su caso se dio con apoyo de Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT), hoy el mayor antagonista de Bolsonaro y que pactó con esas iglesias en 2002 para garantizar su primera elección como presidente de Brasil.
Es sobrino de Edir Macedo, el fundador de la influyente Iglesia Universal del Reino de Dios y propietario del canal de televisión Récord, uno de los más importantes del país.
Crivella fue elegido senador en 2002 por el Partido Liberal, que respaldó la elección de Lula, y en 2012 fue designado ministro de Pesca por Dilma Rousseff, sucesora del fundador del PT.
Se alejó de la mandataria en vísperas de su destitución, en 2016, y ese mismo año fue elegido alcalde de Río de Janeiro con apoyo de las fuerzas conservadoras que desalojaron a Rousseff del poder por diversas irregularidades administrativas.
Se afilió al partido Republicano y en las presidenciales de 2018 fue uno de los promotores de la candidatura de Bolsonaro en Río de Janeiro, donde agrupó a las iglesias evangélicas en torno al líder de la ultraderecha que irrumpió en el país en esas elecciones.
Bolsonaro retribuyó el gesto en las municipales de este año, en las que Crivella aspiraba a la reelección, pero la impopularidad creciente del alcalde pesó más que el apoyo del mandatario y en los comicios se impuso Eduardo Paes, de centroderecha y quien antecedió en el cargo al obispo ahora preso.
EFE noticias
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