“¡Quiero volver a hacerlo, estoy preparado!”. Con estas palabras, Daniel Rebiffé, exatleta de 99 años, se prepara para llevar la antorcha olímpica este lunes, repitiendo el honor que tuvo en los Juegos Olímpicos de Londres-1948.

Desde su residencia para personas mayores en Amboise (Indre-et-Loire), Rebiffé recuerda con emoción el día en que recibió la carta del presidente del comité organizador, Tony Estanguet, anunciándole la noticia.

“No voy a ocultar que se me saltaron las lágrimas”, confiesa.

Preparativos y determinación

Al enterarse de que la llama pasaría el 22 de julio por su ciudad natal, Etampes (Essonne), Rebiffé decidió que debía portar la antorcha una vez más.

“En Navidad del año pasado me recibió vestido con ropa deportiva. Llevaba una gorra y la llama de los Juegos de Londres del 48. Me dijo: lo quiero volver a hacer, estoy listo!”, relata su hijo Sylvain.

Tras largas gestiones burocráticas, el exatleta cumplirá su misión.

Rebiffé, quien se unió a la Guardia Republicana a los 19 años, fue uno de los 24 atletas elegidos en 1948 para llevar la llama olímpica desde la frontera suiza hasta la frontera de Luxemburgo.

Recuerdos de una hazaña

“Fue algo improvisado por la federación en el último momento y aún así tuvo mucho éxito”, comenta Rebiffé.

“Recorrimos 550 kilómetros en Francia, día y noche, acompañados de un motociclista delante y uno detrás”.

Durante el recorrido, fue recibido con los brazos abiertos y los comités organizaban fuegos artificiales y bailes en su honor.

De aquella experiencia, Rebiffé conserva una copia de la antorcha, fabricada en hierro fundido y aluminio.

“No era ligera, llevaba una bola de metano en el interior que debíamos recargar periódicamente.

Además, no la podíamos llevar muy cerca del cuerpo. Había que extender el brazo. Después de unos kilómetros, se volvía muy pesada”, recuerda.

Un legado para las nuevas generaciones

Para Rebiffé, portar la antorcha una vez más en 2024 es “una ocasión única para revivir este viaje”.

“Todos recordamos los Juegos de Berlín de 1936: Hitler se negó a darle la mano al estadounidense Jesse Owens porque acababa de ganar en los 100 metros al alemán Luz Long.

Imagina la inmensa alegría de 1948 al encontrarnos con unos Juegos Olímpicos con una Europa en paz. Esto es lo que quiero transmitir a las nuevas generaciones”, afirma.

Aunque no está seguro de poder correr durante el relevo, Daniel Rebiffé está decidido a participar.

“Por unos metros, ¿por qué no? Pero no más… ¡Con casi 100 años hay que ser razonable!”, concluye con una sonrisa.

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