Alemania.-Los artífices de la serie alemana, Dark, Baran Bo Odar y Jantje Friese, confesaron que eran pesimistas frente al éxito y alcance de su propuesta televisiva: Una aventura paranormal con narrativa que requería mayor atención y una historia que no siguiese los pasos cómodos para agradar.

Dark, en este momento, es una de las producciones más queridas por los usuarios de la plataforma «streaming» Netflix.

La tercera temporada ya está disponible y la tensión de los devotos parece estar al límite, mientras que la audiencia que no ha sido embrujada por su estilo oscuro estéticamente cuidado tiene la oportunidad de entregarse a la propuesta de misterio y terror.

Una historia que inició con la desaparición de dos niños en un pueblo pequeño y evolucionó con viajes en el tiempo que abarcan tres generaciones de las cuatro familias involucradas.

¿En qué radica el éxito mundial de Dark?

Como muchos de los elementos que la rodean, no es simple, quizá sea el hecho de que es fiel a la idea de no ofrecer algo predecible, a pesar de que en esencia tiene cosas que la acercan a otros productos de más fácil digestión como ‘Stranger Things’ o rarezas como ‘Twin Peaks’.

“Si nos comparamos con Stranger Things fue algo bueno, hay similitudes (sobre todo en su primera temporada), pero hay también referencia de David Fincher, Martin Scorsese y a series como Lost” recalcó uno de los creadores de las historia en una entrevista.

Los expertos en Dark saben que esa comparación se da porque hay un misterio alrededor de niños que desaparecen, de familias que se fracturan ante ese drama, pero que a la vez todo el conflicto se revela por la profunda relación con ciertas épocas en la historia, pero, además, porque hay algo oscuro y de hecho más aterrador y menos nostálgico que en Stranger Things.

Tiempo, espacio, pasado, presente y un futuro desolador. Puertas que se abren y se cierran en un contexto de dimensiones muy extrañas pero muy bien armadas para que el espectador pueda entrar en el juego en el que un joven (Jonás) afronta una experiencia traumática, mientras nuevos elementos enriquecen lo inexplicable: personajes que parecen estar ligados entre sí, a pesar de no coincidir en la misma línea temporal.

El futuro se retrata tan sombrío y desolador con un Jonás que tratará de encontrar el equilibrio y transformar el destino, pero más conflictos y experiencias del pasado complican todo para el personaje que quiere evitar también el fin.

Los nudos –como los ha llamado muchas veces Baran Bo Odar– refiriéndose a los giros y sorpresas de esta aventura televisiva, se irán deshaciendo en esta tercera temporada.

Ya es el final y el viaje del protagonista tiene que responder a muchas incógnitas y, sobre todo, el plan o destino de Jonás, que parece estar ligado irremediablemente a una transformación o a la destrucción.

“En esta nueva etapa la idea básica que teníamos viene desde la primera temporada y viceversa”, agregó Jantje Friese en la revista ‘Indiewire’, marcando otro enigma para quienes aún no han maratoneado la serie.

La crítica también adora esa confusión planificada de la serie. “Tiene muchas ambiciones narrativas y es capaz de satisfacerlas en todo momento”, dijo Kaitlin Thomas en ‘TV Guide’. Mientras Karina Adelgaard, escribió en heavenofhorror.com que es “ciencia ficción en su forma más fascinante, confusa estimulante”.

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