“En aquel tiempo, Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela
La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Fermín, Obispo y mártir del siglo IV, Este Santo es el famoso patrón de las «Corridas de San Fermín» en España. Su nombre proviene de «Firmus», el firme, el valeroso. Nació en Pamplona, España, lo convirtió a la Fe San Honesto, un discípulo de San Saturnino, y lo consagró el Obispo de Toulouse, el cual lo envió a predicar por Francia. Predicó en Pamplona y Navarra dejando allí muchos sacerdotes. Construyó un templo en Amiens, ciudad en que convirtió a muchos paganos. También allí fue decapitado por el gobernador por negarse a renunciar a la predicación.
En la liturgia del día meditamos los textos: Gen 23,1-4.19; 24,1-8.62-67; Sal 105 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 9, del verso 9 al verso 13. En el que se narra el llamamiento que JESÚS le hace al recaudador de impuesto Mateo, para que se convierta en un seguidor suyo y lo que genero este gesto: aceptación por parte de Mateo, dejando atrás su vida anterior para aceptar la Misión, donde los primeros contagiados con este encuentro son los de su entorno, y el rechazo por parte de los dirigentes del pueblo por creerse inmaculados.
El relato también presenta a las contrafiguras, que como siempre son los fariseos, que se escandalizan al ver a JESÚS tratando con publicanos y pecadores, sentándose a comer en su mesa. El Maestro les rebate con una cita de la Sagrada Escritura y con un proverbio lleno de sensatez: “desde siempre el puesto del médico ha de estar al lado del enfermo” (Mt 9,12).
Recordemos que en el tiempo en que JESÚS vivió Su Vida terrena, los recaudadores de impuesto eran vistos con hostilidad y desconfianza por parte de los judíos, porque representaban su dependencia política de parte de una potencia extranjera. La otra razón por la que no gozaban de buena reputación, era porque el contacto con el dinero los llevaba a la corrupción y otros abusos. Y es que las personas que ponen su confianza en el dinero suelen pensar que al tenerlo pueden alcanzarlo todo, incluso la felicidad; tales personas hacen de todo para acumular y tener cada día más, sin importarle el sufrimiento de los otros.
Al confrontarnos con el texto, vemos que el llamado que JESÚS le hace a Mateo, narrada por él mismo con extrema sencillez, subraya que no hay excluidos del Reino a priori, para entrar solo hay una condición: la Fe, es decir la adhesión a la persona de JESÚS. Ya que el Amor demostrado con el seguimiento está por encima de cualquier otro requisito de culto y de observancia. Por eso es que el único requisito que necesitamos los cristianos es mantenernos abiertos a la Misericordia y no considerarse justos o santos, sino pecadores que desean y piden la salvación.
Y es esa la decisión muy loable que toma Mateo cuando JESÚS le pide que deje de seguir el dinero y lo siga a Él. Y este hombre que era rechazado por su condición de cobrador de impuestos, no pidió un tiempo para pensarlo, ni siguió en su antiguo empleo por un tiempo, sino que, al escuchar la llamada de JESÚS, inmediatamente se levantó y lo siguió (Mt 9,9). Esa es la misma actitud que JESÚS, espera de cada uno de nosotros, al llamarnos, que no le pongamos obstáculos, sino que lo sigamos con decisión y entusiasmo, Porque “la mies es abundante y los trabajadores pocos” (Mt 9,37).
Señor JESÚS, permítenos ser conscientes de la sed que tenemos de Ti, y tomando el ejemplo de San Mateo, podamos seguirte siempre y sin vacilación, dejando lo poco o lo mucho que tengamos, para ir al encuentro de Tu Buena Noticia de Salvación.
Amén
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