Algunos historiadores locales cuando profundizan sobre la historia de la ciudad sostienen que Ciudad Guayana solo existe en el lenguaje oficial, porque si preguntamos a un lugareño dónde nació, dirá que es de San Félix o de Puerto Ordaz, e inclusive, de la Grúa, El Gallo, Los Olivos o Unare, pero no dirá que nació en Ciudad Guayana. Esto se explica porque en 1962 se quiso fundar la ciudad uniendo dos centros poblados que ya existían, con realidades muy diferentes. Entonces ¿De qué hablamos cuando hablamos de Ciudad Guayana?
Para buscar la respuesta a la pregunta formulada, leo a Tulio Hernández en su recopilación Ciudad, espacio público y cultura Urbana: «El ingeniero y urbanista italiano Corrado Beguinot sostenía que toda ciudad está compuesta de tres ciudades: una ciudad de piedra, una ciudad de relaciones y una ciudad del hombre que, tomándonos la libertad del caso, preferiremos llamar de ahora en adelante, la ciudad simbólica o ciudad subjetiva… La primera es, la ciudad de piedra, la ciudad construida, aquella formada por viviendas , avenidas, puentes, plazas, bulevares, cuarteles y monumentos, que en su conjunto de forma y espacialidad sirve de contenedora a las otras dos. La segunda, la de las relaciones, es la ciudad funcional, aquella que se construye en el conjunto de actividades que las personas y los grupos humanos realizan en el contexto de la piedra: alimentarse, aparearse, comprar, vender pasear, delinquir, protestar, flanear, hacer política, enamorarse, estudiar, gobernar elegir, por mencionar solo algunas entre centenares o miles de opciones más. Y la tercera, la simbólica, o subjetiva, es la ciudad representada, la que cada persona y cada población percibe según sus criterios y perspectivas, ya en su individualidad, ya en su pertenencia colectiva».
Traigo todo esto a colación, porque hoy la ciudad es objeto de atención especial. Podemos ver en las redes, numerosas imágenes de lugares que evocan agradables momentos del pasado, a veces contrastándolas con el deterioro de la actualidad; aparecen amenos cronistas populares que asombrando con su memoria narran con lujo de detalles acontecimientos que se le escapan a la investigación académica o al análisis oficial. También hay una competencia por demostrar quien es el que sabe más del pasado y presente de la ciudad. Y todo esto cobra intensidad con la polémica propuesta de división del Municipio Caroní, que revive viejos odios y prejuicios. Esto es comprensible porque hay que oír a la gente, pero para algo tan delicado que puede afectar a la vida de los ciudadanos, por encima de todo hay que oír a las ciencias
No dudo en afirmar que, apelando a la clasificación anterior, los ingenieros, arquitectos y urbanistas tendrán su opinión sobre la ciudad de piedra; los sociólogos, políticos y juristas sobre la ciudad de las relaciones, lo mismo que los antropólogos sobre la ciudad del hombre, sin dejar de lado a otras disciplinas que también pueden aportar sus conocimientos sobre lo anterior.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Ciudad Guayana? De una idea que intentó fundar una ciudad uniendo lo que eran Puerto Ordaz y San Félix en 1962: dos centros poblados con realidades diferentes; idea que por diversos motivos y a pesar de estar muy bien planificada no tuvo en definitiva el resultado esperado. Hoy, los que se conocen como «suburbios» de aquellos centros poblados son más grandes que ellos y si ahora se quiere reorientar la vida de ésta gran población, hay que partir de dictámenes de expertos, porque la improvisación ha hecho mucho daño a la vida de los guayaneses.
No quiero descalificar los numerosos relatos que se hacen sobre el pasado de nuestra ciudad; participo y disfruto de esa reconstrucción de la historia local que tanta falta nos hace, pero hay cosas en las que hay que ser muy cauteloso. Por lo que a mí respecta, sobre el espinoso tema de la división del municipio, desde mi profesión de abogado, trataré de referirme a la Cultura Jurídica de Ciudad Guayana, es decir, a los principios, valores, normas e instituciones que gobiernan o pretenden gobernar la vida de la gente.
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