Barcelona.- «De viva voz» compila en un volumen los textos escritos por el poeta español Federico García Lorca que fueron concebidos para ser leídos en voz alta, en conferencias, alocuciones e intervenciones públicas.

Según ha explicado en una entrevista el coeditor Víctor Fernández, se ha incorporado la reproducción de «dos manuscritos que en sí no se habían visto nunca, son las notas que tomó Lorca para dos conferencias, una sobre poesía medieval española (‘Berceo’) y otra en la que hablaba sobre las hadas, y que nunca se habían publicado íntegramente».

Víctor Fernández, coeditor del volumen junto con Jesús Ortega, ha apuntado que «se han corregido erratas que se arrastran desde hace años y se ha puesto al día el texto a partir del cotejo de la prensa de la época y algunos manuscritos que se reprodujeron en facsímiles».

El volumen compila asimismo, precisa Fernández, «una carta prácticamente inédita, escrita en Argentina en la que habla de una conferencia que va a dar y de cómo quiere que sea el público».

Esta compilación, en la que, según los editores, el poeta español siempre buscaba transmitir la «emoción poética», toma como punto de referencia las conferencias, alocuciones y homenajes ya compilados por Miguel García-Posada en las «Obras completas» (1997), quien a su vez se basó en las «Conferencias» de Christopher Mauler (1984).

Sin embargo, hasta ahora, destaca Fernández, «nunca se habían publicado por separado y tampoco habían sido corregidas, revisadas y modificadas» y además «desde hace años no estaban al alcance del lector a no ser que comprara las obras completas».

Los textos compilados en «De viva voz» han sido ordenados cronológicamente según subgrupos: conferencias, alocuciones, homenajes y apuntes (notas tomadas para la preparación de charlas que el poeta nunca llegó a realizar).

El mismísimo García Lorca pensó en juntarlos para componer un libro, pero nunca llegó a hacerlo, sin embargo, «el hecho de que tuviera esa intención indica que él mismo concebía estos escritos como auténticas piezas literarias dignas de ser publicadas», advierte el editor.

Las alocuciones y conferencias abarcan un período temporal desde 1922, con el texto más antiguo, hasta el último, de 1936, un texto que Lorca leyó en homenaje a Luis Cernuda con motivo de la publicación de «La realidad y el deseo».

«Lorca, antes que escritor es músico y cuando va acompañando a su maestro Martín Domínguez Berrueta en sus viajes toca el piano y hay un momento en el que además recita algunas de sus composiciones, pero de esas intervenciones orales anteriores a 1920, por desgracia, no se conservan textos», subraya Fernández.

La primera conferencia documentada es «Arquitectura del cante jondo», que leyó en Nueva York en 1930, una versión mejorada de otra que impartió en 1922 bajo el título «Importancia histórica del canto primitivo andaluz llamado cante jondo».

En esas conferencias y alocuciones Lorca aborda «todos sus intereses literarios y artísticos»: En «Juego y teoría del duende» (1933, Sociedad de Amigos del Arte de Buenos Aires), Lorca expone ante el público toda su teoría artística; y en «Sketch de la nueva pintura» (1928, Ateneo de Granada) se muestra como un entendido en arte contemporáneo al hablar de las vanguardias y de artistas como Miró, Picasso o Dalí.

Según Fernández, las conferencias fueron unas de las principales fuentes de ingreso para Lorca, y esto fue especialmente notable durante su estancia en América, y en especial en Argentina, donde sus alocuciones fueron tan aplaudidas que incluso merecieron ser reproducidas en prensa.

Lorca nunca improvisaba sus intervenciones públicas ni tampoco leía dos veces la misma conferencia.

Entre las alocuciones destaca el «Discurso al alimón de Federico García Lorca y Pablo Neruda sobre Rubén Darío», un diálogo que mantuvieron en el Pen Club de Buenos Aires en noviembre de 1933, que luego fue publicado por el diario El Sol de Madrid.

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