El déficit cero es el «norte más urgente» al que tienden las medidas anunciadas en la víspera por el ministro de Economía, Luis Caputo, que apuntan «al superávit fiscal o al equilibrio de las cuentas públicas», según informó este miércoles el portavoz presidencial de Argentina, Manuel Adorni.
En su comparecencia diaria en la Casa Rosada (sede del Gobierno argentino), el vocero resaltó que las medidas son «necesarias e inevitables» para llegar al «plan de reformas estructurales que darán inicio a esta Argentina distinta» de la que habla el Ejecutivo del libertario Javier Milei.
Adorni informó de que el resultado fiscal que se espera para 2023 es el 3 % del Producto Bruto Interno, a lo que habría que sumarle los intereses de la deuda generada, por un valor del 2,2 % del PIB.
Tras las medidas anunciadas por Caputo, el Ministerio de Economía difundió una tabla con los ajustes en distintas áreas tendientes a reducir el déficit fiscal: mejora del 2,2 % en ingresos (a partir de diversas herramientas, entre las que se encuentra el blanqueo de capitales) y reducción de gastos hasta el 2,9 %.
Subsidios
Para este último cálculo, se incluye una rebaja de la transferencia de la aportación del Estado a las provincias y del empleo de intermediarios para la aplicación de planes sociales o la reducción de los subsidios en transporte y servicios públicos (luz, agua y gas), que comenzará el 1 de enero de 2024.
«A este Gobierno no le han dejado un paciente con un dolor de muelas. Hemos encontrado un paciente en terapia intensiva a punto de morirse. No estamos dispuestos a que se muera», aseveró el portavoz, quien reiteró que es «un momento extremadamente crítico» en la historia del país.
Según lo informado en la conferencia de este miércoles, el Ejecutivo busca aumentar la credibilidad de Argentina ante «los bancos y acreedores privados», quienes ya no confían, dijo el portavoz, por el «triste historial de pago» de deuda.
«Somos ‘defaulteadores’ seriales», agregó.
El ministro argentino de Economía, Luis Caputo, anunció el martes un paquete de medidas centrado en una fuerte reducción del gasto del Estado con miras a lograr el equilibrio fiscal y cortar de raíz la emisión monetaria, causante de la elevada inflación en Argentina, de acuerdo al diagnóstico del nuevo Gobierno.
Los anuncios también incluyeron una fuerte corrección cambiaria, llevando el tipo de cambio oficial de 400 pesos por dólar a 800 pesos por unidad.
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